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11 julio 2015

Yo le digo Copetón

En el proyecto Cuadras Armónicas han participado varias personas a las que queremos reconocer por su esfuerzo y por su voluntad de compartir con nosotros sus conocimientos. Lo mínimo que podemos hacer es reseñar parte de su trabajo en nuestro blog. En esta oportunidad presentamos un pequeño perfil de los artistas que han participado con algún trabajo o muestra artística. Los invitamos, entonces, a que aprecien y disfruten el trabajo de nuestros amigos. 

Cuando Katherin Gómez envió su propuesta de trabajo al Colectivo ArtoArte sospechamos que se trataba de una mujer con un amplio espíritu crítico. Y no nos equivocamos. Al irnos conociendo descubrimos además a una mujer con un gran sentido del humor y con un gran apego por su territorio. Su propuesta fue un pajarito, cuyo nombre científico es Zonotrichia capensis, pero que, según sus propias palabras, "¡prefiero decirle Copetón!".  


Fabio Ramirez: ¿Cuándo empezó el interés por el arte?

Katherin Gómez: Yo diría que en mi caso ese interés viene por un incentivo de mi padre. Él tenía detalles conmigo. Recuerdo, por ejemplo, que una vez me dibujó un canguro y yo me decía: “ohh, eso puede salir de un lápiz”. Ese recuerdo lo tengo muy presente en mi memoria. Con el tiempo empecé a entusiasmarme con lo que veía en la cotidianidad: las láminas de Chocolatinas Jet, los dibujos de Caballeros del Zodiaco, los Gokús y todas esas cosas que a uno de niño lo entusiasman.

Fabio: A mí también me gustan mucho las Chocolatinas Jet y sus láminas…

Katherin: Son sensacionales y ayudan mucho a despertar la curiosidad. Y eso es una de las cosas más importantes que puede hacer el arte: despertar la curiosidad. Un poco más grande me interesé por la crítica social que se podría hacer por medio del dibujo y gracias a esa reflexión llegué a la caricatura. 

Katherin preparando su obra. Baldosa y pincel.

Fabio: ¿Qué te enseñó la caricatura como expresión plástica?

Katherin: Ese tipo de dibujo me permite una actitud crítica, además de un manejo plástico. Me gusta el dibujo porque es la mejor forma para expresar lo que pienso y me resulta tremendamente motivante. Eso es para mí el arte: motivación.  Cuando uno empieza algo y lo termina, esa sensación es grandiosa. Por eso me gusta tanto el dibujo, más que otros tipos de artes plásticas.

Copetón en construcción.

Fabio: Tengo entendido que estudias Ciencias Sociales, pero cuando hablas queda la duda de: ¿por qué no te inclinaste por las Artes?

Katherin: De hecho sí lo hice. Empecé mis estudios en Artes Visuales, en la Universidad Pedagógica, pero siento que por cuestiones, quizá, de que estaba muy joven pensaba en otras cosas. Además, siempre me han gustado las Ciencias Sociales, lo que no excluye las artes. Y eso para mí es algo importante resaltar: las artes y las Ciencias Sociales deberían tener una comunicación más fluida, más interdisciplinar. No entiendo aún el porqué de esas separaciones tan tajantes.  Igual, si vemos, las dos provienen de la fuente del ser humano. Pero es curioso, al cambiar de carrera empecé a dibujar con mayor pasión. Es algo paradójico pero así fue.

El Copetón en las inmediaciones del barrio San Rafael.


Fabio: ¿Sientes que has podido conciliar esos dos campos: las ciencias sociales y las artes?

Katherin: Sí, claro. Siento que he podido conciliarlas. Yo siento que el arte es una expresión social en sí mismo. A nosotros nos enseñan que no hay relación, quizá que una es importante y la otra aburrida o que una es para personas con tiempo y la otra sólo para momentos de ocio. Se da una intención o relación en la que el arte está de lado sólo con lo improductivo.

Fabio: Cuéntame sobre tu propuesta de mural.

Katherin: El Copetón que usé tiene un efecto especial sobre mí porque es un reflejo también de los Cerros Orientales. Desde pequeña mi papá decía cosas como: “mira ese copetón, mira ese amigo”. Mi papá siempre le decía a los animales “amigos”. Por eso cuando yo veo a un perro me emociono; para mí son los parceros. Mi padre influyó mucho en eso. Cuando estaba la propuesta de Cuadras Armónicas se conjugaba la flora y la fauna de los Cerros Orientales o la memoria histórica. La segunda opción me llamaba la atención, pero me sentía más preparada respecto a la flora y la fauna, así que me decidí por ese tema. En esas decisiones me percaté que tengo muchos desconocimientos de la historia de estos barrios. Pero quise darle un toque, digamos, educativo. En el Copetón, que es como lo llamamos coloquialmente, está esa nomenclatura nuestra, lo propio, lo de nuestra identidad, y por otro lado está el nombre científico. Ahí quise reflexionar sobre esa separación entre lo científico y lo tradicional, que es lo mismo que te decía anteriormente, son unas separaciones que suelen tornarse absurdas.

El Copetón que será instalado en una de las casas del barrio San Rafael.


Fabio: ¿Crees que este tipo de proyectos contribuyen a la convivencia de nuestros barrios?

Katherin: Esa pregunta me parece muy importante. Yo creo que todo proceso da un efecto, ya sea positivo o negativo. Cuando se hace un proyecto artístico se tiende sólo a mirar lo estético y la gente suele decir: “por qué lo pintan tan lejos, mejor que lo pinten en el centro”. Es como la cuestión de querer entrar en un mercado, fama, estabilidad, reconocimiento, etc. Y hay que comer y eso no está mal: tener un buen presupuesto, tener financiación, pero a veces se queda sólo en eso. Yo creo que pintar en estas zonas es una deuda para nosotros y para la gente.

Muchas veces sólo se crea para el gremio artístico, para la galería, para los curadores, o sea para la élite, y eso queda en abstracto, lejos de la gente del común. Esto, en cambio, permite descentralizar el arte y que la gente diga: “oiga, mire, qué bonito lo que quedó en mi cuadra”. Porque los trabajos están muy bien hechos, con su técnica y su dedicación. Entonces esto es una deuda que se está saldando: que el arte sea para todos, sin importar si el estrato es bajo o alto. Y eso es algo que viene desde hace mucho, desde el Renacimiento, eso de pensar que es sólo para la élite y no, puesto que todos los seres humanos nos expresamos o nos podemos expresar por medio del arte.

El Copetón se toma la casa.


Fabio: ¿Crees que estos procesos contribuyen a formar una cultura más pacífica o de no violencia?

Katherin: Claro que sí. Pero también creo que debería venir acompañado de un proceso pedagógico muy fuerte, creo que hay que integrar más a la comunidad. Siento que el arte es algo muy bien hecho pero lo ideal es que la comunidad se vincule más, aunque sé que eso es un proceso largo. Lo importante es romper con la cotidianidad.

Boceto de Katherin antes de ser puesto en marcha.


Fabio: ¿Qué proyectos tienes en mente para el futuro?

Katherin: Seguir dibujando. El mural me parece algo genial pero de mucha dedicación y de un esfuerzo muy grande, me gustaría seguir aprendiendo de estas experiencias.

Fabio: ¿Algo para finalizar?

Katherin: Que todos nos demoramos a veces en estos procesos: ustedes en las convocatorias, nosotros en la ejecución de los trabajos y cosas así. ¡Por eso se merecen una patada cada uno de ustedes... y, bueno, yo también!

Katherin viendo su obra finalizada

Con esta palabras que se convierten en carcajada termina la conversación. Ahora Katherin colabora en algunos de los proyectos del Colectivo, particularmente en el Arbolario. Así que tenemos la fortuna de contar más tiempo con su sentido crítico y, sobre todo, con su sentido del humor. 

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