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22 septiembre 2015

Aquí es Altamira.

Más de cuarenta años han pasado y aún permanece intacta esta frase tradicional que a modo de tablilla aparece cada período con un nuevo color, es una huella emblemática en la pared principal de la casa de la familia Rueda, antiguos fundadores del barrio Altamira. A todas luces esto se considera ya un santo y seña histórico que se contempla como una pieza o reliquia de valor, por los hijos de don Chucho Rueda. Esta frase de no más de tres metros de extensión que leen y recuerdan centenares de pobladores de los barrios de la localidad en sus desplazamientos, acuña un término que rememora y cuenta del lugar: "Aquí es Altamira". Un punto tradicional que alguna vez fue un sitio de reuniones del vecindario y, además, plaza de mercado popular y campesina. Es una sencilla frase que para la memoria local cuenta mucho. 

"Aquí es Altamira".
La nomenclatura alfabética expuesta en la pared ha sido, desde que existe, una forma típica para identificar al barrio y a un determinado punto del contexto territorial. Es una representación gráfica que realza el lugar. Está al frente del barrio Puente Colorado, vecino de Altamira, en el kilómetro cinco de la carretera a oriente. Es un referente de posicionamiento y refleja el sentido de identidad de pertenencia por el territorio y apropiación de los habitantes. En tiempos pasados, ahí llegaban quienes gustaban del matadero para comprar carne o visitar Guairacura, sitio especial donde vendían productos medicinales del llano. La frase "Aquí es Altamira" es ya un símbolo patrimonial grabado en la memoria cultural de miles de residentes de la localidad. 


Por: Jorge Enrique Ramirez Velásquez. Documento extraído de la revista Oteando Territorio N°2.

15 septiembre 2015

Jimmy Rojas. Un pionero en San Cristóbal

Jimmy Rojas es un personaje muy importante para la Localidad Cuarta de San Cristóbal. Desde muy joven inició una inquietud por la participación comunitaria y las manifestaciones artísticas, particularmente con la música. Con ese trasegar encima, que pasó por el microfútbol, la gestión cultural, el modelado en arcilla, la música y, en especial, por el rock and roll, Jimmy nos contó algunas cosas sobre el surgimiento del Colectivo ArtoArte. Además, nos  habló sobre el nuevo impulso que se le está dando al Festival Forjando la Rocka, un evento que dejó una huella indeleble en la escena rock de nuestra localidad. 

Fabio Ramirez: ¿Cómo y por qué nació el colectivo ArtoArte?


Jimmy RojasTodo empieza bajo la, digamos, tutela de la Asociación Juvenil Siglo XXI. Yo hacía parte de esa Asociación junto con otros compañeros. En ese entonces, recién había salido yo del bachillerato con una inclinación importante hacia el lado musical. Con Siglo XXI se dieron las cosas para gestionar, mediante algunos proyectos, instrumentos musicales. Eso fue más o menos para el año 1.999. Toda esta movida se enmarcaba dentro de un proyecto llamado "Acciones para la convivencia". Ahí participé con un amigo llamado Ángel, y con él, nos dimos a la tarea de trabajar el asunto. Luego de aproximadamente un año el esfuerzo dio resultado y logramos conseguir los primeros instrumentos: una guitarra eléctrica, un bajo eléctrico y una batería. Esto nació de intereses personales, pero al mismo tiempo con preguntas que nos iban proyectando: ¿cómo replicamos esto con otros jóvenes del barrio? ¿Cómo difundimos este amor a la música, principalmente al rock and roll, que sentimos nosotros? Gracias a que logramos conseguir instrumentos, la gente interesada, el parche, digamos, fue creciendo más y más. Y como habíamos acumulado cierta experiencia, empezamos a dar clases, en principio, de una manera muy informal. 

Todo esto permitió una serie de cosas muy bacanas. Compartíamos entre aficionados a la música, nos calificábamos e íbamos perdiendo los nervios. Poco a poco el espacio en el que empezamos el Forjando se fue haciendo más pequeño, pues el amigo del amigo, o la novia de tal persona, llamaba a otros contactos y de alguna manera el espacio, que era el Salón Comunal del barrio San Rafael, se fue haciendo cada vez más chiquito. Así fue que el pequeño público que quería disfrutar de algo de música entre conocidos se convirtió, en su tercera o cuarta versión, en un festival.


Fabio: Fue la música, en últimas, lo que los impulsó.



Jimmy: Sí. Otras personas y yo girábamos alrededor del interés musical, particularmente, con el rock and roll. Y ya con los instrumentos nos preguntamos cómo gestionar un espacio en el cual pudiéramos trabajar, y al poco tiempo ya habían más de 20 bandas trabajándole duro a este cuento. 


Fabio: ¿En qué tiempo se dieron todas estas cosas?


Jimmy: Más o menos entre los años 1.999, 2.000 y 2.001. Para esa época se va ideando la cuestión de ArtoArte, que era algo que venía rondando en mi mente y en la del parche cercano durante algunos años. Teníamos la idea de una gran organización artística, y de ahí el nombre de ArtoArte, que en realidad es un juego de palabras, porque va sin la "H", como para darle también un sentido de mamadera de gallo. En principió lo imaginamos como algo que englobara a todas las artes, pero como la orientación fuerte en ese momento era la música, al inicio ese terminó siendo el énfasis. El espacio en Siglo XXI siempre ha sido limitado, más teniendo en cuenta que funciona también como un encuentro de lectura, cine y demás, y nosotros hacíamos mucho ruido con nuestros instrumentos, y hacíamos rock, entonces era mucho más complicado. Ahí empezamos a darle más solidez al proyecto de formar una agrupación, que terminó por llamarse ArtoArte. Y, de alguna manera, con cierta improvisación, fuimos trabajando temas alrededor de la música: que los arreglos, que los montajes, que los ensayos, etc. Pero también hicimos algunas incursiones en el trabajo con arcilla, con el dibujo y, en general, con las artes plásticas. Ya para el año 2.007 nos organizamos con más formalidad, pero no porque pensáramos en la "superorganización" sino por cuestiones coyunturales de gestión de equipos, materiales, permisos, y todas esos asuntos que implican los proyectos comunitarios.


Fabio: Al principio, entonces, ArtoArte no estaba muy bien definido u orientado a algo en concreto. 


Jimmy: Sí. Pues de algún modo todo se fue dando de manera espontánea. Sí se planeaba, pero no de un modo tan estricto, y pienso que eso en buena medida sigue ayudando: planear, pero sin ser tan rígidos o esquemáticos. La música, como sabes, ya no es lo que más se ve en el Colectivo, pues ahora veo un énfasis en las Artes Plásticas y el Periodismo, lo cual es genial; pero quién sabe, quizá después se retome la música con todo el poder.


Fabio: En ese proceso musical fue surgiendo el Forjando la Rocka, que tuvo un impacto importante en nuestra localidad...


Jimmy: Sí, eso es muy importante. El Forjando parte de una necesidad de crecimiento, de resaltar la creatividad de nuestros músicos, y de posicionar la escena rock en nuestra localidad. Creo que habían muchos rockeros por ahí escondidos o con cierto temor, y poco después de este impulso que se dio con el festival, los músicos salieron a exponer su arte. 


Jimmy Rojas (derecha) y Fabián Moreno (izquierda)
trabajando la arcilla, al lado de la antigua sede de la
Asociación SIGLO XXI. Archivo particular, Jorge Ramirez.

El primer Forjando, según recuerdo, se da en el marco de un Festival que se llamaba el Festival de las Culturas, que se realizaba en La Victoria.  En ese contexto, digamos que mutó la filosofía, pues viendo la recepción positiva que teníamos decidimos fomentar la creación propia, es decir, no covers. Esto último fue un sello distintivo del Forjando, pues queríamos que la comunidad no sólo fuera motivada por un concierto sino por su participación creativa. Entonces la disposición fue muy importante, porque la lógica era: "vamos a prestar nuestros oídos para compartir lo que estos muchachos están haciendo". El hecho de hacer nuestras propias creaciones fue clave, pues jalábamos público con lo nuestro y eso generaba un sentido de apropiación y de identidad. 


Fabio: ¿Cuáles fueron los escenarios de los conciertos?


Jimmy: El primero fue, si no estoy mal, en La Victoria y los demás se hicieron en el barrio San Rafael. Los primeros en el Salón Comunal y el resto en la Cancha del Parque La Libertad, en la parte alta.


Banda "La Korte", en la que participó Jimmy Rojas.


Fabio: ¿De qué años más o menos estamos hablando?


Jimmy: Fue por el año 2005 que se empezó con fuerza en el parque, y como por tres años seguidos. Lamentablemente en esa época lo digital no era tan fuerte como ahora, y por cierto descuido, no hay muchos registros audiovisuales de los eventos. Queda más bien es el recuerdo. 


Fabio: ¿Volverá el Forjando la Rocka?



Jimmy: Yo creo que sí. Hay muchas voces que piden su regreso, y estamos en eso. Por ahora hemos tenido una, digamos, transformación que nos ha puesto a reflexionar por cerca de tres años sobre las cosas que debemos mejorar o cambiar. 


Fabio: Para finalizar...


Jimmy: En principio me quedo con el proceso. Aunque es cierto que la historia y las personas son una parte vital de ArtoArte, es el proceso lo que yo rescataría. El proceso evoluciona, cambia, se transforma, pero educa muchísimo y eso lo pueden ver las personas que continúan. Es chévere que las nuevas generaciones, por decirlo de algún modo, se apropien de los proyectos y sigan dándole vida, independientemente que sea con la música, las artes plásticas, la escritura, la fotografía, en fin, porque el objetivo de ArtoArte fue ese: darle cabida y fuerza a muchas voces, a muchas artes y a muchas personas. 

12 septiembre 2015

El Veci News

Cada vez nos llegan más correos y mensajes del estilo: "gente de artoarte, ¿nos ayudaría a rotar esta info por su blog?", "compadres, difundan esto, que es por una buena causa", "una noticia importante para nuestra localidad para que nos ayuden a compartir" y así, y así y así. Entonces hemos tomado la decisión de crear una nueva iniciativa llamada "El Veci News", o, en cristiano, las "Noticias del vecino". A falta de un periódico local de envergadura y tiraje, hemos querido aportar en la divulgación, reseña e información de actividades, eventos, festivales, congresos, etc, de interés para nuestros lectores y, como siempre, con un importante énfasis en nuestra localidad

No sobra aclarar que esta iniciativa está abierta a todos los ciudadanos que quieran difundir sus desvelos y anhelos. Si tienes alguna noticia, entrevista, perfil, crónica, video y, en fin, material que quieras divulgar, acá encontrarás el espacio adecuado. Esta iniciativa nos ayudará a seguir consolidando uno de nuestros principales objetivos: la generación de un periodismo independiente y plural que se nutra de las colaboraciones de nuestros vecinos. 

Imagen tomada de "Configura tu tienda virtual". 


¡Contáctanos si quieres publicar con nosotros!

Esta historia continuará...

11 septiembre 2015

¡Vuelve el Rock, vuelve el Forjando a San Cristóbal!

¡Hey, te estábamos esperando!

¿Qué es Forjando la Rocka?


No se puede hablar de escena rock en la Localidad de San Cristóbal sin hacer referencia al proceso Forjando la Rocka. Desde el año 1.999, un puñado de jóvenes se unieron en torno a un objetivo común: hacer música. Ese objetivo creció para darle paso a la idea de formar una banda de rock y experimentar sensaciones como subirse a una tarima y compartir sus creaciones. 

No tardó mucho para que ya no fuera sólo un puñado de jóvenes. Casi sin darnos cuenta ya éramos más de 35 bandas de Rock y Metal, creando y expresando los sentires, imaginarios y sueños de toda una cultura. 

Entonces realizamos el primer concierto llamado Forjando la Rocka. Dentro de un salón comunal, cerca de 35 bandas tocaban sus propias creaciones. Así es: sus propias creaciones. Soy enfático en esto, pues algo que nos ha caracterizado, es que somos un movimiento con esencia creativa y, por lo tanto, en nuestros tockes no se escuchan "covers" de ninguna banda famosa. Aquí le damos prioridad a la composición y a la creación de cada banda. Confiamos por completo en el talento propio, en el talento local. 

Click para saber más del Forjando


¿Estamos entonces en contra de los covers? No. De ninguna manera. Sólo creemos que el Forjando es un espacio para estimular la creación de nuestros artistas y, asimismo, el reconocimiento que se merecen. 

Aunque las circunstancias nos han puesto algunas zancadillas y nos hemos mantenido "invisibles" por los últimos 5 años, ES HORA DE RETORNAR CON MÁS FUERZA QUE NUNCA.

Así que si te gusta el rock, no importa en qué parte del planeta te encuentres, te invitamos a seguir nuestra fan page y unirte a la movida rockanrolera. Pronto te contaremos más sobre este espíritu Rocker que envuelve nuestra localidad. No dudes en comunicarte con nosotros cuando lo creas conveniente y se sientes que puedes aportar desde tus conocimientos y experiencias. Una mano amiga esto siempre será bienvenida. Vamos a hacer que el piso se mueva. Vamos a demostrar que la cultura Rock en San Cristóbal está más viva que nunca. 

Bienvenida y bienvenido a un proceso lleno de buena energía, paz y convivencia. Un proceso transparente, hecho por y para los amantes del rock. ¡Bienvenido al Forjando la Rocka!

Atentamente:


Correo de contacto: forjandolarocka@gmail.com


06 septiembre 2015

En Santa Rosa se desgaja un aguacero. II Parte.


Breve historia del barrio Ciudadela Santa Rosa de la Localidad Cuarta de San Cristóbal, Bogotá.

Ramiro sostiene con fuerza una gaseosa que le he invitado mientras se queja porque “esto de buscar trabajo es muy duro, mi hermano”. Como en muchas otras partes del país, uno de los problemas más acuciantes para los desmovilizados es la falta de empleo, cosa que se debe, en parte, a serias deficiencias educativas y a los prejuicios de los empleadores. En todo caso Ramiro se la rebusca, como cuando trabajó sellando las casas de su propio vecindario, las mismas que estaban en riesgo geológico inminente.

— ¿Es cierto que este barrio, antes de la llegada de los reinsertados, era muy inseguro? Pregunto cambiando de tema sin previo aviso.

—Es que acá había pelaos que hacían lo que se les daba la gana: atracaban, asustaban a las niñas, metían cualquier droga. Lo que nosotros hicimos fue disuadirlos de que se fueran, y como sabían que aquí había desmovilizados, pues se asustaban y se iban. Esto duró un buen tiempo muy tranquilo, por eso es que usted ve mucho chinito por ahí de noche jugando sin problema.

— En la prensa hay artículos que hablan de todo lo contrario.

—Bueno, sí, ahora se ven problemas, sobre todo por los desplazados que han ocupado las casas que estaban selladas.

— ¿Cómo Edelmira?

­—Sí. Pero usted sabe, la necesidad es así.

Edelmira Mosquera llegó a la ciudadela Santa Rosa a ocupar una de las casas que quedaron abandonadas, luego de que el Consejo de Estado fallara en el 2007 a favor de la comunidad. El resultado: la indemnización de 319 familias con $45 millones de pesos a cada una por el riesgo que representaba vivir en Santa Rosa y, cómo no, una cantidad considerable de casas que se convirtieron en botín para los desterrados o para los avivatos.

—Mi hermano, qué solazo, ¿será que llueve? Bueno, camine lo llevo para que hable con ella —dice Ramiro, acabando su gaseosa de una sacudida. 

En un recodo del último bloque, que da a la montaña, se encuentra la casa de Edelmira, un apartamento atrincherado sobre unos bloques que se ven accidentados, como queriendo descolgarse. “Ay, alguien golpea a la puerta”, se escucha decir a una mujer, luego de nuestro llamado y al parecer hablando con su perro.

—Hola doña Edelmira, soy el muchacho de la entrevista.

—Ah, sí, sí, verdad, siga.

Ramiro se despide, luego de saludar a su vecina con un chiste que no entiendo. “Ahí donde lo ve, Ramiro es un desvergonzado, pero me cae bien, y eso que hasta podría ser de los mismos cochinos que me sacaron de mi Buenaventura”. Porque, sin duda, lo que Edelmira Mosquera más extraña de su tierra es el sonido de las olas alborotadas a las 6 de la tarde, en el malecón. A esa hora se sentaba sola o con sus hijos, mientras veía el sol esconderse entre los pliegues de las aguas del océano pacífico. También, no lo niega, extraña el bullicio de su gente, y los picós que tronaban con la Salsa Choke, los mismos que ahora escandalizan a un vecindario acostumbrado a los silencios y a las formalidades propias de la capital. “Es que mi gente, hooombre, es rumbera hasta morir”. Así se va expresando esta negra maciza, de ademanes cadenciosos y de risa encendida que llegó a la ciudad en el año 2013 como desplazada y que terminó ocupando una de las casas selladas de Santa Rosa.

—De aquí nos han intentado sacar varias veces, pero ya yo no me voy. Ya estamos haciendo una vida. Por ejemplo, a una de mis hijas, Yeimi, le encanta bailar y ya ha estado en concursos y todo. Y yo no niego que muchos de los que llegaron han traído problemas de inseguridad, pero es que los periódicos y la televisión también se la pasan exagerando.

— ¿Y no les preocupa que los saquen o que esta zona sea de riesgo geológico?

—Igual, no tenemos más a dónde ir. 

Casas ocupadas. 2012. Fuente:
http://www.rcnradio.com/noticias/pedazos-se-caen-las-casas-de-ciudadela-santa-rosa-67495

PASE AL FRENTE SEÑORITA

— ¡Yeimira Catalina Quiñones Mosquera, pase al frente!

Y Yeimi salió de la fila con su pollera salpicada de colores rojos y azules diciendo, con una sonrisa brillante: “¡listo profe!”. En sus caderas desplegó los ritmos de su tierra: el Bambuco Patiano, el Currulao y la Salsa, pero se defendió también con destreza en Bullerengues, Cumbias y Fandangos.  Todo lo que huela a mar pasa por sus torsos morenos con relativa facilidad.

A la misma hora, 10:30am, en la cancha del colegio Altamira, Jeison domina un balón resbaloso con elegancia y dureza. El bochorno se ensaña con los niños que persiguen la pelota, pero Jeison corre impávido, como si ese sol arrogante no fuera más que otro hincha de gradería. Se juega la vida contra 7-A.

DE NUEVO EN SANTA ROSA

Yeimi y Jeison llegan a sus respectivas casas cuando el almuerzo aún está en proceso. Cada uno con sus historias que contar, cada uno, con sus sueños y desvelos de fútbol y de bailes.

—Me acuerdo cuando ese vergajo de Jeison se perdió con Yeimi en la quebrada. Duraron casi todo el día y yo casi me muero —dice Edelmira cuando pasa su hija por la sala con un jadeante “buenas tardes”.

—Pensé que vivían de pelea.

—Ah, esos son muy buenos amigos. Usted sabe que los pelaos siempre discuten por bobadas­—enfatiza al salir un momento de su casa para indicarme quién es Jeison, el cual se pierde en las escaleras de la calle. Apenas alcanzo a reconocerlo por su silueta.


***

 Cuando salgo de la casa de Edelmira para no interrumpir su almuerzo voy a la cancha y al salón comunal, que están emplazados en el parque principal de la ciudadela. Allí suelen darse cita los eventos que aglutinan a la comunidad, como las Ollas Comunitarias o los Encuentros Vecinales. También en este espacio, quizá por su centralidad, han trabajado organizaciones, fundaciones y ONG´s de las más variopintas: Que el Ministerio de Defensa, que el ICBF, que la USAID, que la ONG Proyectar Sin Fronteras, y así, hasta que se van acabando los dedos de las manos para contar. Y a pesar de todo, ha sido útil, porque “son, como dijo un conocido, toda una infraestructura para la paz…ojalá esto se sintiera en otros barrios”, a decir de Carmen Díaz, la líder comunal con la que me entrevisté en días pasados.

Con ese panorama en mente, y con una nube pálida que se iba asomando muy sosegada, encontré a unos muchachos que estaban interviniendo la fachada del salón comunal desde hace ya varios días. En una de sus paredes, en la corona del muro, se leía una frase hecha a base de baldosa, muy colorida y juguetona que decía: “acá se juega con amor”. Después de horas de acercarme con paciencia, logré conversar con quien parecía dirigir la obra. Su nombre: Jesús David Suárez, artista plástico y director del Colectivo ArtoArte, una agrupación dedicada a la generación de una cultura de no violencia por medio de las artes. Casi sin preguntarle me va explicando que lo que ellos buscan es indagar acerca de cómo se generan nuevos sujetos sociales y cómo se construye memoria por medio del juego y del buen trato, particularmente en la infancia. “Queremos generar una apropiación social de la memoria, es decir, mostrando que la memoria y el patrimonio local se producen en los actos de la cotidianidad. Para esto es importante recalcar que todos las personas, incluidos esos niños que están en ese cancha —las señala con un dejo de su boca— tienen derecho al arte y que eso es algo que ni la violencia les podrá quitar”. 


Salón Comunal de Santa Rosa. Antes de la intervención Plástica por
el Colectivo ArtoArte.


Salón Comunal de Santa Rosa. Después de la intervención Plástica por
el Colectivo ArtoArte.

Yo siento que lo que él dice sintetiza mucho de lo que tantas organizaciones han intentado hacer en Santa Rosa, unas con más éxito que otras y recuerdo lo que un vecino cuyo nombre ya no recuerdo esbozaba sobre un tradicional evento convertido en patrimonio para los habitantes de este sector: El Festival de Cometas por la Paz. “En el Festival de las Cometas todos juegan, sin importar el color, o de si es desplazado, desmovilizado, ocupante, eso no importa, lo único importante ese día es acompañar a los niños en su disfrute”. 

Niños en el Festival de Cometas por la paz. 
Fuente: 


Veo al rato que la cancha se llena de bullicio. Unos niños que juegan al balón tropiezan con unas niñas que improvisan una rayuela en el piso. Se gritan, se empujan y se ríen. La tarde va adquiriendo una tonalidad grisácea. “Va a caer un aguacero bien tenaz”, dice Jesús David, al tiempo que me percato de la presencia de Yeimi y Jeison. Pelean, se tiran balones y se provocan, pero también se lanzan miradas de complicidad. Quizá recuerden cuando se perdieron en la quebrada, a orillas del Zuque, el gigante que, según la mitología, tuvo amoríos con la Chiguaza para poblar toda esta zona de agua y de pájaros. Quizá recuerden que entre matorrales vieron volar al Cucarachero, al Tángara pechi rojo, al Carbonero pechi amarillo, y que los señalaron con el dedo, porque ya casi nadie sabe sus nombres. Seguramente recuerdan cuando se atravesaron por los caminos del Chusque, del Raque, del Saltón y del Pegamoscos. Seguramente se mojaron en esas quebradas por las que antes se deslizaba el Capitán de la sabana y el Capitanejo. Todo eso seguramente recuerdan, mientras se hacen muecas de desafío en la cancha de microfútbol y mientras una inmensa nube negra empaña la tarde. 

***
Del cielo empiezan a caer unas gotas caprichosas que me empujan con todo y frío a una tienda esquinera. Al tiempo voy reflexionando sobre este barrio y cómo en él cobran forma localmente aspectos de interés nacional: la reconciliación, la convivencia entre víctimas y victimarios, la memoria, y una niñez que crece en medio de un futuro incierto. O prometedor, si esos niños que se mojan en la cancha persiguen sus sueños de gambetas y de contoneos, cortando de tajo todo vínculo que los una con la guerra.

La lluvia se toma confianza y cae, ahora sí, con determinación. Desde la tienda observo a Jeison y a Yeimi que juegan sin importarles la facha. Ríen de nuevo, gritan de nuevo, se ensucian y se lavan. Parece no importarles el regaño seguro que les espera. Los tejados crepitan. Yo pido un tinto que, “por favor, esté bien calientico”.

— ¡Uff, qué helaje tan berraco! —digo lanzando al aire la expresión.

El dueño de la tienda ríe con familiaridad y dice:

—Ahora sí, ¡se desgajó el aguacero en Santa Rosa!


*Los nombres fueron modificados por seguridad de las fuentes.


REFERENCIAS
  • Espacios de reintegración: prácticas de participación comunitaria y transformación del espacio social en la Ciudadela Santa Rosa. Iván Camilo Rodríguez Torres, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2013.
  • Del grupo armado a una comunidad urbana: integración, acción y participación en la ciudadela santa rosa. Ivón Liliana Forero Gómez  Rafael Francisco De la Ossa Archila. Universidad del Rosario, Bogotá, 2011.
  • Reintegración de excombatientes y construcción de paz, barrio Santa Rosa en Bogotá. Un estudio de caso. Darío Villamizar Herrera. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2010. 

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