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25 diciembre 2014

Maíz. El sabor de mis abuelos.

“Quién fuera como el maíz seco/
que vuelve a reverdecer/
Quién fuera tu fino amante/
para volverte a querer”.
(Concurso de coplas. X Festival del Maíz, Octubre de 2013).



PRIMER MORDISCO AL “ENVUELTO”.
LA GENTE LLEGA

Doña Bertha entra a SIGLO XXI con paso lento y repartiendo pequeños saludos en todas direcciones. La edad y una caída de hace unos meses la obligaron a caminar apoyada en un bastón de plástico. Acostumbra fácilmente a quebrar la formalidad de cualquier evento, por eso, antes de sentarse, comenta con la voz de niña que aún tiene:

Tocará sentarse porque estando parada como que no nos van dar nada de comer, dice, mientras aprueban cómplices las otras señoras que se van acomodando en el salón principal de la Organización Siglo XXI.

Los rumores y el cuchicheo inundan la sala. Las relaciones de vecindad que mantienen los habitantes de este territorio hacen que el II Foro de Soberanía Alimentaria sea la excusa perfecta para sentarse a “echar chisme”. Algunos se sirven un tinto cargado, los niños que acompañan a sus abuelas corretean por el salón y en el cuarto del fondo suenan los ameros de los primeros envueltos que se repartirán durante toda la jornada. El encargado de distribuir en una bandeja los primeros bocados de maíz es Julio César, un joven campesino de Ubaque que es pura nobleza y amabilidad, un joven a quien siempre se le ve una sonrisa tan genuina que casi da tristeza no haber nacido con una de esas.


Julio César recibe a los primeros comensales.

La inveterada costumbre de los colombianos de llegar tarde a cualquier cosa hace que el evento se retrase un poco. Yo, que procuro mantener un perfil bajo, y para no sentirme un estorbo, me encargo de alistar el computador y el proyector para que no se presenten contratiempos. La gente, por su parte, sigue comiendo y se miran entre ellos para reconocerse entre gestos y guiños.

Bueno, por favor, atención, nos vamos ubicando para empezar el foro.

Atencióoooon, ya vamos a empezar.

Es la voz de Jorge Ramirez, el coordinador de la actividad y a quien casi todos conocen, por lo que casi ni necesitó presentarse ante el público. Reconocido líder comunitario de la Localidad Cuarta de San Cristóbal, es el encargado de coordinar el evento que nos da cita a los presentes: el II Foro de Soberanía Alimentaria, que se adelanta en el marco del XI Festival del Maíz, tradicional evento realizado desde la década de los 90 en los barrios que están bajo la tutela de los Cerros Orientales: Altamira, El Quindío, Nueva Delhi, Libertaderos y, especialmente, San Rafael Sur Oriental. Además, es el papá de quien escribeeste texto, cosa que se encargó de aclarar al momento de iniciar el foro, lo cual hizo ruborizar un poco a este servidor. De ahí que la famosa objetividad –palabra tan políticamente correcta como irritante- es secundaria en esta suerte de crónica, pues lo que me interesa no es la “verdad” sino narrar una jornada de la que yo fui partícipe.  

SEGUNDO MORDISCO AL “ENVUELTO”.
COMIENZA EL FORO

Bien, lo primero es recordarles que este foro se hace con la excusa para reunirnos y compartir en comunidad, al tiempo que reflexionamos sobre el acto de comer y sobre la importancia de saber qué comemos.

Hace unas cuantas semanas Jorge Ramirez había esbozado las mismas palabras en el Bazar Cultural que se realizó en el Parque del Barrio Pinares y que constituye el acto más visible de todas las actividades que giran alrededor de la Semana del Maíz. En dicho Bazar se reúnen distintas personas que elaboran comidas a base de maíz para regocijo de los glotones. Pero el acto de comer es sólo la disculpa para encontrarse con amigos y escuchar grupos musicales, presentación de bailes, coplerías, concursos y todo aquello que hace de un Bazar una actividad para gozarse la vida.  Y todo, para glorificar a este cereal milenario, el eslabón que nos une con nuestros antepasados indígenas.


Jorge Ramirez explica el orden y propósito del Foro


En el Bazar algunos de los presentes participaron, ya sea como cocineros o comensales,  en el conocimiento de la mazamorra dulce, maíz peto, coladas, arepas, chicha y dulces. Comenta el organizador del foro al tiempo que van llegando vecinos a cuenta gotas.

Sobre todo llegan abuelas o mujeres de mediana edad, quizá recordando el hecho de que son las mujeres quienes han estado histórica y culturalmente más vinculadas a la preparación de la comida que los hombres. Aún hoy en día podría interpretarse el hecho como el reflejo de la herencia ancestral precolombina o simplemente como el machismo de décadas recientes que ve la cocina y todo su complejo mundo sólo como un asunto de mujeres.

Voy descubriendo que el objetivo principal de este evento es que la gente descubra que no necesita mucho para integrarse, para confiar en el otro, para reunirse una vez al año alrededor de la comida. Son estos encuentros la base para generar confianzas que conduzcan a estrechar vínculos y a generar organización, y eso, organización, parece ser la clave en la búsqueda de “Jorgito”, como lo llaman algunas de las presentes. 

Bazar Cultural, realizado semanas antes del Foro sobre Soberanía Alimentaria.


La idea es que ustedes tomen herramientas para poder mejorar la preparación de alimentos y asimismo hacer crecer los mercados locales, sin depender de las grandes empresas de alimentos. Pero para eso necesitamos conocer aspectos que a veces pasamos por alto, como la correcta higiene de los alimentos, la elaboración de recetarios locales que reconstruyan la memoria de nuestros paladares y sobre la situación mundial que atraviesa la producción, distribución y consumo de alimentos y de cómo cada una de esas cosas nos afectan a nosotros. 

Esas palabras dan sentido al orden de la jornada que se desglosa en: una exposición sobre el cuidado e higiene que deben tener los alimentos; la presentación de un documental sobre la Soberanía Alimentaria; la reflexión alrededor de estos dos temas y por último la forma en que se llevarán a cabo nuevas actividades que tengan como eje la alimentación y la organización social.

TERCER MORDISCO AL “ENVUELTO”
LA COMIDA SE HACE CON LAS MANOS LIMPIAS

Siendo las 2:30 de la tarde del día sábado 13 de 2014 me presento, mi nombre es Alonso Gutiérrez y soy Ingeniero Ambiental y tengo licencia para dictar cursos sobre manipulación de alimentos. Y lo primero que quiero aclarar es que aquí yo voy a hablarles de la ley de cómo manipular los alimentos y no las normas, porque una norma es lo que yo quiero interpretar y una ley es lo que yo estoy obligado a aplicar en el manejo de alimentos.


Alonso Gutiérrez comienza su charla.
Esa presentación que podía parecer ruda e intimidante, incluso hasta castrense, no era más que la declaración de principios de un hombre que se tomaba en serio su trabajo. Y si bien algunos asistentes quizá sospecharon la cátedra de un profesor cuchilla lo que encontraron fue a un hombre preparado y sumamente cuidadoso en la forma de abordar el tema del manejo y manipulación de alimentos.

Así empezó la exposición que trató temas tan nuevos para los asistentes que se necesitó programar una nueva jornada para completar la charla, pues:

Mi charla, certificada y todo para ustedes, dura diez horas. Concretó Alonso.

No obstante quedar incompleta, la gente aprendió sobre la clasificación organoléptica de los alimentos.

¿Organo…qué? Se oyó decir en un rincón cuando empezó su discurso Alonso.

Organoléptica, sí señor, ¿alguien sabe qué es la clasificación organoléptica de los alimentos? Enfatizó Alonso.

Color, sabor, mmmm… ¿cuál más?dijo alguna de las abuelas arqueando sus cejas.

Sí señora: color, olor, sabor, textura y sonidos.

Alonso, que demostraba en su argumentación la experticia de muchos años, le contó al público cómo se clasificaban los alimentos según su vida útil, según su valor nutricional, además del manejo de las neveras y la higiene que se debe tener con la comida que hay en la casa. Si bien, muchas de las cosas que comentó eran demasiado técnicas, como el intercambio de humedad que hacen los alimentos con el medio ambiente y la referencia a algunos microorganismos, la gente se mostró genuinamente interesada.

Disculpe, yo le hago entonces una pregunta, ¿el marrano es bueno o no?interrogó una de las señoras que estaban al fondo del salón.

El marrano es distinto al cerdo, y ¿saben cuál es la diferencia? Que el cerdo es alimentado con concentrados y que…

¿Y el pollo?preguntó otra con afán.

Es que si nos ponemos a ver, el Pollo tiene unas propiedades fisicoquímicas que…

¿Pero entonces el marrano si será bueno? alcancé a escuchar que interrogaba la misma señora con una de sus vecinas.

La gente se entusiasmaba con preguntas que sentían a la mano, pues todos los días debían convivir con la cocina, ya fuera como cocineros o como comensales. Alonso intentaba dar respuesta a cada una de ellas, pero a veces cortaba para seguir su discurso.

Por ejemplo ustedes sabían que más del 90% de las personas que van al baño y que van a hacer…y después comen, hemos encontrado en su organismo restos de…

Guuuacalas, ¡huy no, qué asco! se escuchó al unísono con una carcajada generalizada.

Por eso señoras y señores, es que debemos mejorar nuestro higiene corporal. El pan, por ejemplo, ese pan tan bonito que se ve en la Panaderías al aire libre, está lleno de microorganismos porque no está protegido. Dice con aire de profesor de colegio.

Entonces cómo vamos a hacer para comer pan se le escuchó decir a la señora María Carvajal.

Sí ve ingeniero, ahora ya nadie va a querer seguir comiendo envueltos porque deben estar llenos de bichosremató doña Teresa Pérez.

Inquietudes como la presencia de animales domésticos cercanos a la comida y las posibles talanqueras que una rígida higiene podrían tener en la consolidación de mercados locales quedaron en el aire, pero, al final, se decidió reprogramar la charla para completarla y así darle respuesta a las 1.500 preguntas apresadas entre el público. Esto permitió agilizar y darle paso al siguiente punto del foro: la presentación de un documental.

¿Pero ingeniero, al fin el marrano hace daño o no? Volvió a preguntar la señora del fondo despreocupadamente.

El tema, por fin, se cerró con una risa extendida entre todo el público y con la promesa de Alonso de resolver y continuar con la exposición en la semanas próximas.

CUARTO MORDISCO AL “ENVUELTO”.
EL DOCUMENTAL Y LA REFLEXIÓN

Se apagan las luces. Empieza la proyección. Serán veinte minutos de historias sobre el movimiento Vía Campesina, organización mundial que lucha, entre otras cosas, por el acceso a la tierra, el cultivo de alimentos libres de transgénicos y por el comercio justo entre las naciones. Todas, cuestiones vitales para adentrarse en el mundo de la soberanía alimentaria.

“Este documental se presenta con el fin de darle un contexto político, económico y social a las luchas que se hacen a nivel mundial contra la masificación de los transgénicos, la manipulación sin consentir de las semillas nativas y, en fin, contra la mercantilización desmedida de la vida. Todo lo cual hace parte intrínseca de lo que significa la soberanía alimentaria”. Me habría de contar días antes Miguel Torres, miembro de Siglo XXI y uno de los organizadores del Festival del Maíz.

Se acaba la proyección. Se prenden las luces. Se escucha a la gente reacomodarse en sus sillas, luego me encargo de hacer algunas preguntas al aire sobre las impresiones que les deja el documental. Rápidamente Jackeline Rodríguez, quien siempre tuvo a la mano un cuaderno en el que tomaba apuntes, expresa:

Yo quería decir que este documental nos pone a pensar también sobre la seguridad alimentaria y sobre la situación en la que se encuentran nuestros campesinos. Como hemos visto, se han presentado marchas y protestas de campesinos para hacer respetar su trabajo luchando contra los monopolios que se imponen por multinacionales de las semillas y los transgénicos. Y hemos hablado en ocasiones anteriores que ahora los líderes quieren convertir nuestro territorio sólo en cemento, cuando lo que necesitamos es promover una agricultura sana y con acceso a más personas. Ahí está el ejemplo de la Agricultura Urbana.


Se reflexiona sobre Soberanía Alimentaria.

Y es importante darnos cuenta que en la comida radica mucho de nuestra pérdida de identidad, pues ya no tomamos chicha sino la Coca&Cola y otras comidas chatarra. Eso hace que las multinacionales crezcan sin importar si lo que producen es sano o no, pues su interés principal es acumular dinero. De ahí la importancia de revitalizar nuestros mercados locales, las tiendas de barrio donde se vende el líchigo y los mercados orgánicos, tomando experiencias para mejorar, claro está, como con el asunto de la higiene de la que nos hablaba Alonso. Completa Jorge Ramirez.

El Foro se va transformando en conversatorio a medida que otras personas toman la palabra. Alguien habla de que a los jóvenes ya no les interesa cocinar, otra persona se refiere a la Palma Africana y otra a la falta de estímulos para generar mercados locales. Los temas que se van tratando se enmarcan en el propósito del Foro: generar reflexiones sobre la Soberanía Alimentaria por medio de un Festival que honre al maíz.

Yo considero que la culpa la tenemos nosotrosinterviene doña María Renjifo. Si  nosotros acostumbráramos a nuestros hijos y nietos a comer desde pequeños comida de nuestro territorio no estaríamos viendo la situación que ustedes han comentado. Pero qué pasa, que uno le va a dar a un niño una habichuela o un envuelto y no, resulta que los niños sólo quieren “De toditos y Perros Calientes” y los responsables de eso somos nosotros. Si hablamos de Soberanía Alimentaria debemos empezar por nuestras casas. Somos nosotros los consumidores y los que preparamos las comidas los que tenemos el poder de decisión.

Eso que dice Doña María es muy cierto, pero es que nosotros, si queremos darle fuerza a eso que se llama “Soberanía Alimentaria”, tenemos que transmitir los conocimientos alrededor de la cocina y las preparaciones que, por ejemplo, sólo las abuelas conocen. Esos conocimientos que ustedes tienen deben convertirse en preparaciones y en recetarios. Es así que esos términos cobran fuerza y se concretan en al algo real. —Dice nuevamente Jackeline.


Ameros en la mesa

Sí señor, como este chocolate de Chucula dice Don Bolívar levantando un vaso de plástico, y recibiendo por ese gesto unas pequeñas risas de aprobación.

Con esa frase de Don Bolívar se puede resumir el poder que tienen los consumidores, cuando se organizan en el simple acto de compartir. Son esos envueltos y ese chocolate los que materializan un poder muchas veces irreconocible. Es finalmente el consumidor quien determina qué come y qué no.

Miren, yo recuerdo que con mi abuelita nos tocaba despertarnos muy temprano para hacer la molienda. Eso nos permitía compartir con los demás y saber de primera mano qué es lo que comíamos. Esa tradición implicaba mirar al otro, dialogar con él o simplemente entender sus silencios. Ahora sólo vamos al supermercado y tomamos un paquete y eso lo que hace es desconectarnos del otro y de la tierra que da los alimentos. Comenta Jorge mientras se dispone a tomar su chocolate de Chucula.

Por eso es que el maíz era el producto más importante, pues era el producto de nuestros antepasados. Lo que necesitamos es recobrar la tradición heredada de nuestros abuelos, y enseñarles a los niños a comer Habichuelas, lo que es la Zanahoria, la Chicha, los Envueltos.  —Puntualiza Doña María.

QUINTO MORDISCO AL “ENVUELTO”.
MANOS A LA OBRA

Luego de hacer once Festivales del Maíz y de crecer cada año, el próximo paso es trascender el escenario local. Pero para llegar a espacios de alcance distrital o nacional se necesitan mayores conocimientos. Pienso que este tipo de foros –el segundo hasta ahora- son perfectos, pues dotan de reflexividad y rigurosidad a un evento que cobra fuerza cada año. Para proyectarse a otros escenarios, y con eso parecen estar de acuerdo los organizadores, es preciso desprenderse de viejas costumbres arraigadas en el trabajo comunal: la indisciplina, la impuntualidad, el regocijo con cierto asistencialismo y las demagogias a pequeña escala.  En palabras de Jorge Ramirez: fortalecer la organización y las organizaciones bajo los criterios de autonomía y solidaridad. Sólo así se podrá dar un salto cualitativo que trascienda el ámbito local sin perder la esencia del territorio de donde salen estos proyectos y sueños.

En particular, el Festival del Maíz genera comportamientos solidarios, la comunicación entre vecinos y facilita una actitud de confianza. La elaboración de productos a base de maíz recupera el calor humano que se da en la charla y en el encuentro de distintas comunidades dispuestas a arremangarse para preparar los alimentos. El Festival permite invitar a la gente no sólo como comensales sino como poseedores de saberes ancestrales; saberes que quizá no han sido descubiertos.

Bazar Cultural. XI Festival del Maíz.

¿Cómo lograr que esta sabiduría sea, digamos, despierta? Esa parece ser la pregunta que anima a los asistentes del foro. Aquí es donde entra a jugar un rol determinante: la memoria. Sabemos que la historia del maíz se remonta a las culturas precolombinas: Aztecas, Mayas, Chibchas, Incas, todos, hijos de este grano milenario. Y es en esa medida que se busca rescatar la memoria no como un simple hecho anecdótico sino como un acto que dé vitalidad en el presente.

Por ejemplo, debemos seguir haciendo los recetarios. –Comenta Doris Avellaneda cuando se sueltan estas ideas en el salón. 

Los recetarios son cuadernillos que el Festival del Maíz se ha encargado de gestionar cada año. En dicho cuadernillo, a aparte de las recetas, se incluyen coplas y mitologías alrededor de las múltiples comidas que se pueden hacer con el maíz. La idea es que el recetario se siga imprimiendo y se constituya en material de referencia para todos aquellos que quieren cocinar. Esto es muy importante, pues en ese cuadernillo se consigna toda la sabiduría de las abuelas y abuelos de la localidad. Es con productos como el recetario que el eslabón entre los ancestros y las generaciones actuales cobran fuerza. Es a través de las recetas que probamos lo que nuestros abuelos probaron, es la forma en que logramos tender la mano con nuestro pasado y damos forma a eso que llamamos memoria.

El recetario, el Bazar Cultural, el Foro de Soberanía Alimentaria y los espacios de encuentro para reflexionar alrededor de la comida deben crecer sin perder su esencia. Y así parecen entenderlo quienes asistieron al Foro, pues luego de conversar y de tomar chocolate de Chucula se organizan para preparar la novena de la semana próxima —donde, por supuesto, se elaborarán productos de maíz— y se delegan tareas para comunicar y transcribir las recetas de cada familia.

Al tiempo que la gente se va despidiendo con los familiares “hasta luego mijo”, “que esté bien vecina”, “nos vemos en la tienda de Don Rogelio más tardecito”, noto que el foro terminó, como cuando se termina el envuelto en poco más de seis mordiscos. Mordiscos suficientes para irse con la barriga llena, el corazón contento y la cabeza llena de muchísimas dudas e ideas para levar a cabo.  


Texto y fotografías por: Fabio Ramirez

04 diciembre 2014

Ciudad Mural en México.

Ciudad Mural es un  proyecto del Colectivo Tomate que nació en México y que busca integrar el arte con el trabajo en comunidad. Y habría agregar que no sólo en sino con la comunidad. Esa es quizá la mayor virtud de este proyecto que guarda tantas semejanzas con las actividades y proyectos de ArtoArte. Tomamos sus palabras, pues ellas resumen mejor que nadie lo que han hecho, y de nada sirve (sólo por el momento) volver a decir lo que ya está escrito. Sólo resta invitarlos a conocer este proyecto tan bonito y a que estén atentos al trabajo conjunto que más pronto que tarde adelantarán el Colectivo Tomate y ArtoArte en algún lugar del mundo. 



La comunidad participa en la intervención de murales.

Ciudad Mural es un proyecto social-artístico comunitario que busca la dignificación y el rescate de espacios urbanos, al mismo tiempo que se regeneran comunidades a través de procesos sociales que tienen como resultado la elabopración de murales colectivos que den a conocer la identidad de quienes se involucran. Los murales se realizan en colaboración con artistas que desean engrandecer a la comunidad y que están dispuestos a trabajar en conjunto y con el corazón. De manera paralela a la creación de los murales se organizan actividades y talleres que pretenden la sensibilización, unidad, respeto y la participación de todos los que conforman la comunidad. México es un país con mucha riqueza...

Si quieres saber más de este y otros proyectos del Colectivo Tomate, conócelos de primera mano en:  
http://www.colectivotomate.com/

Página en facebook: https://www.facebook.com/pueblamuralpuebla/timeline

contacto@colectivotomate.com

03 diciembre 2014

Pachakuti. Una apuesta por la identidad.

Pachakuti más que un colectivo es un movimiento. En él convergen inquietudes y sueños de diferentes personas de Latinoamérica. Y es la identidad latinoamericana la que los impulsa a agruparse alrededor del arte y sus diferentes manifestaciones: ilustración, muralismo, graffiti y la fotografía. Por eso sus intervenciones siempre están cargadas de colores, pues en cada momento sienten el deber de hacer alusión a la tierra que va desde Tierra de Fuego hasta la frontera del Río Bravo en Norteamérica. Pachakuti, más que un colectivo es un movimiento que se "identifica en la imagen y en el trabajo comunitario mediante el arte como encuentro y comunicación". 

"...sienten el deber de hacer alusión a la tierra que va desde Tierra de Fuego hasta la frontera del Río Bravo en Norteamérica...".

Su página en Facebook: https://www.facebook.com/PckLatinoamerica/info?tab=page_info
Su cuenta en Flickr: https://www.flickr.com/photos/97446734@N03/


Bogotart. Una ciudad que se narra en las paredes.

Bogotart es una comunidad virtual que difunde el arte urbano en sus diferentes manifestaciones, como lo son el Graffiti y el Muralismo. Gracias a la difusión que ejercen y bajo el lema de "Una ciudad que se narra en las paredes", los trabajos de muchos colectivos, organizaciones, parches o como se quiera llamar (incluido el trabajo de ARTOARTE) se han divulgado por las redes sociales. En su página de facebook e Instagram podrán encontrar un rico panorama del "Street Art". En las galerías y noticias que montan con regularidad el curioso podrá empaparse un poco de la fuerza que ha tomado el Arte Urbano en la capital de Colombia. 

Los invitamos a que se echen una pasada por su página en 


Por más Coelhos que nazcan, la buena literatura no muereDe Toxicómano Callejero

02 diciembre 2014

Qué hacemos

ArtoArte es un colectivo que busca propiciar, por medio de las artes, la recuperación de la memoria histórica, el estudio y cuidado del medio ambiente y la consolidación de una cultura de no violencia y de reconciliación, buscando asimismo la universalidad desde el trabajo local. 

En pos de ese objetivo adelantamos diversas actividades, proyectos e investigaciones:

Muralismo: se hacen intervenciones de gran formato en espacios públicos: muros, andenes, postes y fachadas de casas. La diversidad plástica que se adelanta en las intervenciones busca no sólo embellecer un lugar o demostrar destrezas pásticas, sino plantear reflexiones alrededor de diferentes temáticas, procurando siempre contar con las personas que habitan cada espacio. 

Mural en barrio San Rafael, localidad de San Cristóbal, fachada de casa.

Medio Ambiente: El interés particular respecto al medio ambiente surge por la necesidad de conocer nuestro entorno. La forma en que se materializa este interés es la documentación que se adelanta para llevar a cabo intervenciones plásticas. Las intervenciones que se hacen buscan constituirse en documentos visuales o escritos que generen conciencia y saber en las ciudadanos que acceden a nuestros trabajos. 

Oso de anteojos en barrio Pinares, localidad 4 de San Cristóbal. 

Investigación social: El Colectivo ArtoArte busca darle un sustento investigativo a sus acciones, por eso cada proyecto que realiza va acompañado de entrevistas a la población local, ejercicios de reportería, crónica y divulgación. También, y dada la importancia de resguardar la historia y memoria de las comunidades, nos esforzamos por digitalizar y poner al servicio del público los archivos dispersos, viejos o perdidos que revisten importancia para las personas donde trabajamos. La documentación que vamos recolectando la colgamos en red (con sus respectivos créditos) y la divulgamos para que cualquier ciudadano puede tener acceso al material producido o divulgado.

Actividades lúdicas: Lo importante es que buscamos divertirnos. De ahí que nuestros trabajos en espacio abierto están acompañados por lo que llamamos el "Festival del juego". En dicho festival buscamos revitalizar aquellos juegos como el trompo, el yermis, la golosa, el laso y tantos otros que hiceron de nuestra infancia un territorio común con nuestros amigos. 

Algunas de las faenas hechas como parte del proyecto Cuadras Armónicas.


Talleres: Con el objetivo de relacionarnos con las comunidades en las que trabajamos se procura adelantar talleres que sean desarrollados según los talentos de los integrantes de ArtoArte. De acuerdo a ese criterio se han hecho talleres de gastronomía, grabado, videoclip y muralismo. 

Taller del gusto. 

Medios y multimedia: Cada actividad se enlaza con las redes sociales y se deja a disposición de los curiosos de la red. Hacemos animaciones, stop-motion, videoclips, edición de videos, cómics y los vinculamos con nuestras páginas para que tengan mayor difusión. 

Humor: Déjemos que el perrito les cuente:

"Nunca me dieron ni un pedazo de calao". Aseguró el criollito.

01 diciembre 2014

De donde vengo yo.

Somos un grupo de jóvenes que se conocieron en en la Localidad 4 de San Cristóbal, Bogotá. Para los que no saben, la Capital de Colombia está dividida en Localidades y cada localidad tiene sus propios barrios. Pues bien, fue en barrios como San Rafael Sur Oriental, Nueva Delhi, Libertadores, Canadá, Pinares y algunos otros en donde crecieron los que en el futuro constituirían el Colectivo ArtoArte. Para los que han tenido el privilegio de conocer estos barrios sabrán de qué les hablan cuando les cuentan sobre el frío que se cuela en los huesos, las montañas que abrazan con su neblina, y de las vías que parecieran que nunca fueran a descender. Sabrán que hay una Reserva Forestal que permite que todos los bogotanos respiremos y que por las empinadas calles antes bregaban los buses para llegar a Villavicencio. También mucha gente sabrá que en estos barrios coexisten pacíficamente la vaca, el burro, la gallina, los perros indisciplinados y uno que otro marrano con la polución, el ajetreo del transporte público, el bullicio y el asfalto. Sí, en estos barrios, como en algunas otras zonas periféricas de la ciudad hay una pintoresca mezcla entre el mundo urbano y el mundo rural. 

Las gallinas están presentes en nuestra cotidianidad. Bogotá en el fondo. Mural en barrio San Rafel como parte del proyecto Cuadras Armónicas

La razón por la que al navegar por esta página posiblemente te encuentres con mucho material alusivo a estos barrios y a esta localidad es porque gran parte de nuestras vivencias, aventuras, relaciones afectivas y también de nuestras tristezas se han dado en este entorno. El escenario de la calle, el barrio y la cuadra han sido la fuente de nuestro crecimiento emocional e intelectual, por eso nuestros trabajos y proyectos procuran siempre enfatizar el lugar de donde venimos. Y si bien el carácter local es clave para nosotros también lo es el objetivo de universalizar nuestras acciones. No nos interesa quedarnos estancados en un localismo endogámico, pero tampoco queremos difundir lo que hacemos sin olvidar de dónde venimos, dónde crecimos, dónde aprendimos, en una palabra: lo que somos. Nos atenemos a esa sabiduría vieja que enseña: "para saber hacia dónde vamos debemos saber primero de dónde venimos".


Preparativos para jugar Yermis en el Barrio San Rafael, localidad de San Cristóbal. La calle y la cuadra siguen siendo los escenario de nuestro trabajo y nuestra diversión.

Las Mandalas en el proyecto Cuadras Armónicas. Reflexiones.

Los Mandalas en el proyecto Cuadras Armónicas. Reflexiones. 

Hace unos meses difundimos por acá un texto llamado ¿Qué es una Mandala? Ahora queremos compartirles algunas de las reflexiones que estas "representaciones del universo" han dejado en nosotros.

Desde hace un buen tiempo, el Colectivo ArtoArte ha hecho instalaciones de Mandalas en diferentes escenarios: fachadas de casas, murales y galerías de arte. Incluso, nuestro logo es una Mandala. En principio, esto se ha hecho como parte del proyecto Cuadras ArmónicasPodría pensarse que la instalación de una Mandala sólo tiene propósitos plásticos, pero si miramos detenidamente, veremos que la pieza comienza a jugar un rol importante en el espacio. Y que ese espacio, luego de una instalación, nos invita a generar sensaciones que están en sintonía con la contemplación y la meditación. Por eso creemos que estas figuras exhibidas en espacios públicos -más allá de simples elementos decorativos- nos exhortan, muchas veces sin darnos cuenta, a la armonía y al encuentro con nosotros mismos.

Instalación de Mandala en fachada de casa. Barrio San Rafael, Localidad 4 de San Cristóbal.


Y eso, de algún modo, es lo que hemos querido plasmar en murales, fachadas y galerías. Cuando se hace un intervención se establece un diálogo: por un lado está la propuesta estética de un proyecto (para nuestro caso Cuadras Armónicas) y por el otro está la estética propia del territorio donde se hará el trabajo (por ejemplo el Barrio San Rafael Sur Oriental, Localidad 4 de San Cristóbal, lugar donde se ha llevado a cabo el proyecto de Cuadras). En este diálogo convergen la estética de quienes llevan una propuesta de intervención plástica y la estética informal que se ha formado con el paso de los años en el espacio a intervenir. Lo informal, claro está, no tiene aquí un carácter peyorativo sino que nos habla del diseño, quizá asimétrico, que han ido tomando las calles, las cuadras, las flores que crecen silvestres y los perros que corren sin rumbo claro. Eso, sin darnos cuenta, también es una forma de armonía que se va dando de manera espontánea. La calle y el vecindario nos hablan del ingenio que tienen las personas al momento de construir y habitar su entorno. Por eso, a lo largo de más de 8 meses que lleva este proyecto, han ido surgiendo preguntas como: ¿qué significa la palabra vecino? ¿qué es un barrio? ¿cuál es la manera de relacionarnos en un territorio periférico? ¿qué es la armonía y qué es una cuadra armónica?

Mandala desarrollada en taller, lista para ser instalada.

Como el escenario que hemos escogido es el de la calle, las Mandalas también recogen un poquito de eso porque están construidas con todo lo que ella nos ofrece: tapas, pedazos de baldosa y losa, vidrio, cartón y demás cosas que la mayoría de personas considera basura.

Muchas de las preguntas que van surgiendo se dan mientras el trabajo se va desarrollando, y la experiencia nos ha demostrado que Cuadras Armónicas está inspirado en la ciudad, pero no en esa ciudad caótica que crea figuras estelares de 15 minutos y que luego las hace desaparecer. Este proyecto se emplaza en esos sectores que las revistas y guías turísticas sólo tienen en cuenta para reseñarlas como límite o frontera "peligrosa". No se trata, por supuesto, de negar la ciudad, sino de reconocer las otras realidades que se dan en las periferias: grandes extensiones dibujadas con tapetes verdes, construcciones particulares que se ven afectadas directamente por el medio ambiente, costumbres particulares y formas distintas de convivir.

Mandala instalada en fachada de casa. Barrio San Rafael, Localidad 4 de San Cristóbal.

Estas son, por ejemplo, algunas de las preguntas y las reflexiones que nos hacemos mientras vamos diseñando e instalando más y más piezas. Por eso es un diálogo, ya sea con el otro o con nosotros mismos. Por eso, ese diálogo termina constituyendo la armonía que se materializa en Mandalas.

Fuentes:

Imágenes y Relatos de Ciudad

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