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29 julio 2015

Desde hace años no se sentía tanto frío.

Por: Fredy Triana Vargas

“Desde hace años no se sentía tanto frío” Dice mi mamá. 

En estas fechas el Cerro se encuentra, como le decimos por acá, "encapotado". Días grises y con lluvia son los matices de una nueva reunión de nuestro grupo de trabajo. Esta vez, el encuentro se da porque nos han citado del Canal Capital para ofrecer una entrevista. Dicho canal se interesó por nuestro trabajo, y mediante una serie de llamadas, se confirmó que llegarían en una camioneta blanca. 

Pero además de entrevista, este encuentro es de nuevo “la excusa” para charlar, reír y también rajar del prójimo, asunto del cual me gusta ser participante activo.


"Chupando frío".

Uno a uno, los citados van llegando a la cafetería que queda cerca al puente peatonal del barrio Libertadores. Por fortuna, en esta ocasión fui el segundo, cuando normalmente llego de cuarto, quinto, o sexto lugar. Veo caras de incomodidad que se presentan por el clima. Salen a flote preguntas como: ¿Será que se demoran mucho los de Canal Capital? ¿Tendremos que subir hasta San Rafael? ¿Será que Colombia le gana a Brasil?1. Preguntas que nos hacía olvidar por un momento que estábamos a merced de un cerro imponente y que entre sus ventarrones proclamaba un recorrido bastante difícil.    

Olvidé por un momento nombrar a nuestros héroes, porque caminar bajo estos climas es para héroes: Fabio, Daniela, Camilo, (quien vino desde Engativá ) Jhon, Jhony, Jesús David, Ángel y, por último el mechudo, o sea, yo.

El momento esperado y difícil había llegado. Veo orillarse una Aerovan blanca, y de ella sale quien parece ser el periodista,  su cara se transforma, se abraza a sí mismo y tirita, como cuando se nos muestra la ducha siendo niños. De la Van saca una sombrilla y aproximándose junto al camarógrafo se presenta de manera muy vigorosa: “mi nombre es Javier” y a cada uno de nosotros nos ofrece la mano. Por fortuna, él venia preparado para estas condiciones férreas en la que se encontraba nuestro sector: chaqueta impermeable, amplio paraguas y botas que disminuían la posibilidad de que esta loma lo sacara corriendo.


Humanos y perros.

Emprendimos la marcha los más valientes, entre los que me cuento yo. Decidimos subir a pie, mientras que nuestros invitados y algunos compañeros, queriendo darle un lapso más de tiempo a la inevitable lavada que les esperaba, comenzaron el ascenso en la Van. Llegamos al frente de la casa de Fabio. En el camino decidí hacer de nuestro grupo algo más grande, y lo hice trayendo conmigo a mis fieles perros Cookie y Teoquienes  saludan a sus colegas cuadrúpedos Joker y Chespirito. Los perros eran los únicos a los que el clima no logró reprimir, ya sea porque su pelaje les mantiene cálidos o por la alegría  de poder dar un paseo en la loma con sus mejores amigos humanos.


"En entrevista".


Llegamos al lugar de los contrastes, a nuestra bien conocida “cuadra armónica”; adornada de  figuras y colores,  llena de arte y revestida con vientos inclementes. Llena también de chaparrones que al aproximarse al rostro se sentían como una leve cachetada, perros mojados que agitaban su cola al vernos, árboles que se mecían, los románticos dirían que bailaban. Así, en esos muros, en esas calles y con ese clima nos encontramos presentando nuestro trabajo ante un medio masivo de comunicación. Cara de desconcierto en algunos de nuestros vecinos, pensando quizás: “estos muchachos están locos, para hacer una entrevista con estos días”, cara de felicidad de nosotros al saber que ya se está dando un paso más como grupo y caras de frío, como la de Daniela que olvidó traer un buena chaqueta.


"Cámara y acción".

Acaba la entrevista,  ya  todos pasamos al paredón y Camilo ya se había marchado a su trabajo. De nuevo estamos en frente de la casa de Fabio, y yo, con rapidez, le comento a Jesús:

Vamos a mi casa a hacer onces —.

¡Vamos a la casa de mechis a hacer onces, mejor!Proclama después con fuerza

De esta manera bajamos hacia mi casa. Y allá, en la cocina, empezamos a hacer la "vaca" para las onces, recolecta en la que yo no participo porque yo seré el cocinero, y por eso, lo más justo. Mientras tanto, se comparten unas galletas de avena que la señora Sarita (mamá de Fabio) nos obsequió. Yo prendo la estufa de gas, pongo una olleta para hacer una agua´epanela bien dulce y así romper el frío que corre por nuestros cuerpos. Llegan los ingredientes de nuestras onces, de tal modo que yo empiezo a hacer la labor que siempre disfruto: cocinar. Mientras tanto, mis compañeros empiezan a charlar y a maquinar nuestro siguiente golpe artístico o, en palabras de Jesús David, "el acto mandálico". 


"Paisaje capital empañado". 

Empiezo a observar con detenimiento mientras Jesús David habla de baldosas; nuestro amigo Johnny se ubica estratégicamente cerca de la estufa. Ángel, por su parte, está al tanto del timbre, muy cerca de la puerta de la cocina, esperando a Katherine; John hace aportes para la producción audiovisual, mientras Fabio canta y disfruta la salsa de Ismael Rivera que suena al fondo de mi habitación y Daniela, por último, se hace la fuerte al aguantar el frío que la agua´panela busca paliar.

Llega el minuto de silencio para los huevos con pan, que comemos acompañados de una agua´panela. Se siente, de pronto, un silencio mágico. El frío se aleja y su presencia desaparece por unos instantes. Y noto que nuevamente lo logramos: estamos los amigos, riendo, compartiendo, jugando y pasándola muy bien; después de todo, como dice el refrán: “después de la tormenta viene la calma”. Pero en nuestro caso sería: “después de la lluvia viene la agua´panela”, porque no dejó de llover durante todo el día.   

1. Se jugaba el partido Colombia vs Brasil por Copa América.

22 julio 2015

Una villa entre nubes

En el año de 2008, y para conmemorar los 50 años de la creación de las Juntas de Acción Comunal, el Instituto para la Participación y Acción Comunal (IDPAC) organizó un concurso literario denominado "Crónicas de mi Junta". En este blog difundiremos algunas de las crónicas, particularmente aquellas que tengan una estrecha relación con nuestro territorio


Una villa entre nubes. 
Crónica sobre el barrio Villa del Cerro. 

¿Quién no sueña con un apartamento en donde se escuche el cantar de las aves, el correr de una quebrada y se divise un espeso bosque de eucaliptos? Sin embargo, ¿aguantaría tener que caminar largas cuadras para alcanzar el transporte o, en el peor de los casos, utilizar varios medios de transporte para llegar al hogar? Estas son las dos caras de la moneda de los habitantes circundantes a Entrenubes, más cerca del ambiente, pero más lejos de la civilización. 


Portada del libro "Crónicas de mi Junta".

En el año de 1985, por cosas del destino, me encontré un compañero con el cual hablábamos una conversación referente a una construcción de apartamentos, que se estaba llevando a cabo en el Sur Oriente de Bogotá. 

Esta charla fue tan motivante que decidí comprobar qué era lo que había cautivado la atención de mi amigo. Al llegar a este sitio observé una zona verde, que parecía una urbanización campestre, rodeada de cultivos de cebolla, arveja, maíz, zanahoria, papa y hortalizas; además había una piedra enorme que me impresionó porque desde allí se podía divisar un hermoso paisaje. 

Un ruido invadía el silencio. Me pregunté ¿Qué era? Era el agua que bajaba por una quebrada llamada La Chiguaza. Luego de ver toda esta maravilla visité el apartamento modelo y me gustó tanto su amplitud y lo acogedor de los espacios interiores que decidí hacer parte de semejante paisaje. 

Pero en medio de tanta belleza, al llegar a vivir a este sitio, oh sorpresa, las rutas de transporte público llegaban sólo a barrios cercanos, las caminatas matutinas y nocturnas eran obligatorias para los pocos habitantes al ir y volver del trabajo. A esto se sumaba que las vías de acceso se encontraban sin pavimentar y por ello era frecuente ver en los días de lluvia la creatividad de la gente, como por ejemplo, cargar un par de zapatos adicionales, los cuales se intercambiaban por los embarrados. 


Villa del Cerro desde Google Earth.


Así nació Villa del Cerro, pequeña urbanización de apartamentos que en la década de los 80 llegó a ser la oferta de vivienda más atractiva del Sur Oriente de Bogotá construida en ese período. Muchos compramos aquí y muchos también marchamos a un sitio más central. Sin embargo, ha sido difícil cambiar el espacio porque a pesar de ser pequeño, comparado con la vieja casa materna de amplios espacios de corredores y jardines, brinda una incomparable zona verde por una proximidad al parque Entrenubes, hoy declarado Reserva Natural. 


Parque Entrenubes.


El transporte por ese tiempo era una odisea, ya que los colectivos salían de la calle 17 con carrera 12, en el centro de Bogotá, y para abordarlos se debían hacer unas filas de nunca acabar. Cuando, por fin, lográbamos tomar el colectivo este sólo nos llevaba hasta el barrio La Victoria, y de allí teníamos que realizar las arduas caminatas para llegar a nuestro apartamento. 

Por fortuna una empresa de transporte respondió a las solicitudes de los habitantes de la urbanización y se aventuró a llegar hasta nuestros hogares, la misma que desde entonces nos acompaña: la Unión Colombiana de Buses (Ucolbus). Con dos rutas y algunos buses se alivió la dura situación para nuestro desplazamiento. Por entonces ya estaban construidos los 850 apartamentos. Apartamentos construidos por la Organización Luis Carlos Sarmiento en el año 1990.

Y fue precisamente un bus en donde conocí a muchos de mis vecinos. De repente el trayecto se hizo más corto y agradable, y sin lugar a dudas allí se tejieron y se siguen tejiendo respuestas a los problemas más comunes. En el proceso de conformación del barrio también se fueron formando pandillas, tanto en este barrio como en los circundantes. Unos buenos y otros malos. Da igual, ya que  por desgracia masacraron a tres jóvenes residentes de nuestra urbanización junto a la famosa "Piedra del Amor". Años más tarde asesinaron a un vecino en su propio negocio, únicamente por robarle una botella de aguardiente.

Fue una época trágica, ya que sumado a lo anterior, cierta tarde del año 94, una enorme nube cubrió de oscuridad el firmamento, seguido de vientos que ocasionaron el desprendimiento de árboles, postes de alumbrado público, tejas, ruptura de vidrios, daños a vehículos y dejando varios víctimas. 

Con respecto al servicio y suministro de aguas, para los primeros habitantes significó un verdadero calvario. El suministro lo hacían carrotanques y quienes los vivieron aseguran que con frecuencia llegaban tanques a altas horas de la noche, sin importar que los habitantes estuvieran cobijados. Así, con pantuflas y empijamados, saltaban de la cama con un balde en la mano paro recoger el preciado líquido. 

Esto provocó enfrentamientos y riñas entre los vecinos, que presurosos querían volver a dormir. Así se hizo el suministro hasta culminar toda la construcción. Sin embargo, para los niños fue una experiencia inolvidable, ya que mientras las madres esperaban su turno, ellos correteaban por el lugar. Los residuos de construcción servían como escudos y trincheras de escondite a las horas de juego. 

Nos impusieron toque de queda. En la noche después de las 9 p.m. no entraba ni salía transporte de la urbanización, ni siquiera los taxis se le medían a prestar servicio, argumentando problemas de inseguridad y el desgaste del automóvil. Si el pasajero acordaba un valor superior al marcado por el taxímetro, la carrera se hacía. 

Para cuando se creó la Junta de Acción Comunal en el año 1988, aún no teníamos salón comunal. La iniciativa fue de Enrique Casas, quien convocó a tres de los propietarios más antiguos de la urbanización. Las reuniones se realizaban al calor de un café en el apartamento de alguno de los integrantes de la directiva, y las asambleas, al aire libre en el parque. 


Mural elaborado por el Colectivo en el barrio Villa del Cerro. 

Gustavo Moreno, presidente de la Junta durante dos períodos, abanderó la consecución del salón comunal donde hoy se desarrollan diferentes actividades, talleres de teatro, aeróbicos, danzas, cursos de capacitación, deportes y eventos sociales.  

A través del tiempo se ha mejorado la cancha deportiva y el parque; se construyó un camino peatonal producto del trabajo comunitario y de la participación en el programa Obras con Saldo Pedagógico del Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal (IDPAC). 

Cuando las calles se inundaron de basuras durante la crisis de las empresas públicas de aseo, con los recursos provenientes de los parqueaderos, construimos tres cuartos para su depósito. 

En estos veinte años de convivencia han surgido innumerables historias y anécdotas que recuerdan a los viejos del barrio. Una de ellas fue el primer negocio de la urbanización, de propiedad de David Clavijo, el cual contaba con un enorme aviso en la fachada del edificio que decía: "Distribuidora Villa del Cerro", que paradójicamente en sus estantes sólo contaba con una libra de arroz, una panela, un frasco pequeño de aceite, unas cuantas pechugas de pollo y una libra del alverja. Cada vez que vendía una de estas unidades se desplazaba apresurado al supermercado 'El Rubí', ubicado a diez cuadras de la urbanización, con el fin de mantener el inventario de su distribuidora. 

Otra anécdota sonaba entre los viejos, es el caso de una de las habitantes, que aprovechando el espacio del parqueadero público quiso aprender a conducir su tan preciado Renault 6, y confundiendo el acelerador con el freno salió precipitadamente, cayendo al terreno del cebollal. Para sacar el vehículo tuvo que recurrir a una pila de aproximadamente ocho vecinos, acompañados de risas y buscando un diente que se le cayó a la muchacha luego del golpe. 

Es evidente que nuestra urbanización no ha sido ajena a los cambios. Con gran ilusión vimos cómo se instalaron dos majestuosas antenas parabólicas, pero la dicha no fue por mucho tiempo. Cierto día ni siquiera los canales nacionales funcionaron y al indagar con los vecinos nos dimos cuenta que las antenas habían desaparecido. 

A pesar de las adversidades, nuestra urbanización se mantiene adelante en los cambios tecnológicos que el mundo actual brinda, tales como los videojuegos, telefonía celular, internet...

Dentro de estos adelantos el pavimento como solución es muy eficaz para la movilidad del transporte público, pero añoro el paisaje de árboles y caminos veredales. Siempre pensé que hemos debido buscar una solución que al tiempo brindara condiciones para el transporte y respetara la belleza paisajística y natural, el verde no se trata de zonas muy bien podadas, que desde luego ayudan bastante, se trata de proponer una relación más adecuada con el entorno que nos brinda espacios para desarrollar nuestras vidas. 

La eterna contradicción "perder es ganar un poco" aflora nuevamente. En el trabajo por el logro del bienestar en unos aspectos casi siempre perdemos otros, como lo manifestaba uno de los vecinos en una de las entrevistas realizada para la redacción de esta crónica. "Desaparecieron de nuestras calles los niños y niñas con sus bicicletas, dando paso al tráfico automotor, la vida nos da, pero también nos quita". 

Autores: 

Claudia Castro Rodríguez
Elivira Muñoz Castillo
Enrique Alfonso Casas Correa
Frank Dey Marin Trujillo
Manuel Ignacio Socha Niño
Ramón Orlando Bohorquez G.


19 julio 2015

Reseña histórica

El Colectivo ArtoArte nace en el año 2007. En principio se gestó para desarrollar y articular los diversos gustos musicales que giraban alrededor del rock. En esos años había una importante expansión del Hard Rock, el Trash, el Heavy Metal y algunos otros géneros derivados del rock en la Localidad Cuarta de San Cristóbal y, en particular, en la UPZ 51. Por eso, un grupo de jóvenes interesados en este tipo de música y que habitaban los barrios Libertadores, San Rafel Sur Oriental, Nueva Delhi, República del Canadá, Gaviotas, entre otros, impulsaron el festival Forjando la Rocka.

El encuentro alrededor de la música permitió reflexionar sobre asuntos que tocaban a los habitantes de esta localidad y que, de algún modo, se extienden a toda la ciudad: el cuidado del medio ambiente, la resolución no violenta de los conflictos, el papel del arte en la convivencia humana, la participación ciudadana y la formación de ciudadanos críticos. 

Con ese festival, que se realizó en los años 2007, 2008 y 2009 en el parque La Libertad de San Rafel Sur Oriental, empezaron las aventuras de los jóvenes que se hicieron llamar Colectivo ArtoArte

Entre los años 2008, 2009 y 2010 el Colectivo participó en la Red de Clubes Juveniles con la ACJ (Asociación de Jóvenes Cristianos) en los barrios San Rafael y Nueva Delhi desde las Artes Plásticas. Ese fue un punto importante, pues el trabajo plástico sería una veta que el Colectivo exploraría en el futuro. Y de hecho, en el año 2011, se puede decir que hay una segunda etapa en la que se explaya la orientación plástica en intervenciones pictóricas, generalmente en la calle. Así va tomando fuerza el mural y la ejecución de obras plásticas en espacios públicos. Los trabajos que se hicieron buscaban recuperar y conservar diferentes espacios de convivencia cultural y natural. De ese proceso vale la pena destacar: 

  • Mural en Parque Cantarrana, Localidad de Usme, con el proyecto "La Diosa Sie del Agua".
  • Mural en humedal Juan Amarillo o Tibabuyes en Suba Rincón. Proyecto "Conciencia ecológica 2011". 
  • Intervención en Salón Comunal de Los Libertadores. Proyecto: "Raíces Indígenas". Trabajo realizado en el año 2011 en el marco de una muestra de las distintas organizaciones de la UPZ 51. 
  • Intervención en el barrio Villa del Cerro con el proyecto "Vestigios de Humanidad". Mural desarrollado en el marco de la Caravana por la Convivencia (Proyecto Sur por Convivencia) realizada el 25 de noviembre de 2011. 
  • Intervención en el centro de Bogotá el 9 de abril del 2012 en el marco de la Conmemoración del Día de las Víctimas. Se trabajó con técnicas de pintura, instalación e intervención escultórica. 
  • Entre abril y mayo de 2012 se participa en la Localidad de Usme en un concurso de Graffiti obteniendo el primer puesto con la obra "Usme tu nido". Dicho concurso estuvo enmarcado en el proyecto 0445 de 2011 "Apoyo a los procesos culturales de la Localidad de Usme", convenio N°. 34-2011.
Integrantes de ArtoArte ¿Quénes serán?


Estas intervenciones en calle le dieron un giro importante al Colectivo y fue adelantado, en gran medida, por los artistas Eduardo Caraballo y Jesús David Suárez. Para el año 2013 y 2014 el Colectivo integra a los miembros actuales y cobran mayor fuerza las intervenciones plásticas, así como el periodismo comunitario vía web, fortaleciendo los medios de comunicación: página web en blogger, facebook, YouTube, Flickr, Google+ y otros. A medida que se fortaleció el trabajo interdisciplinar del Colectivo los proyectos se fueron diversificando. De igual manera entre el año 2013, 2014 y 2015 la visibilidad de la agrupación ha ido creciendo, con lo cual también ha sido reconocido el trabajo en diversos medios de comunicación y también se han robustecido los apoyos, tanto institucionales como particulares

Nuestra idea, naturalmente, es seguir creciendo según los propósitos, metas y sueños que nos plantemos. Esta es una apretada reseña histórica de nuestro Colectivo, pero puedes ampliar la información con cada vínculo que visites en este portal. Hemos narrado un crecimiento enriquecedor. Esperamos seguir creciendo para nosotros mismos y para todos ustedes. 

Algunos de los integrantes de ArtoArte. Incluyendo al perro






Historia(s).


Nuestro trabajo explora tanto el periodismo narrativo (entrevista, reportaje, crónica) como la literatura (reseña y divulgación de textos literarios, poemas, cuentos, ensayos o fragmentos de novelas dignos de difundir).  Esa es la forma en la que nutrimos el proyecto "archivo vivo" y en la que le apostamos a la creación literaria. Podrás encontrar documentos que enriquezcan la memoria histórica de la localidad cuarta de San Cristóbal y, en general, con información de interés para los curiosos de las letras y las historias. Hacemos entonces una pequeña selección de estas entrevistas, crónicas, reportajes y videos. Si deseas estar al tanto de las novedades en nuestras historia(s), no es más que te unas a nuestro grupo en facebook


Crónica sobre el barrio Ciudadela Santa Rosa.


Las calles y los juegos. Entrevista a uno de los integrantes
del Colectivo ArtoArte. 


Maíz, el sabor de mis abuelos. Crónica sobre El Festival del Maíz.
Tradicional evento de la Localidad de San Cristóbal.















¿A qué sabe tu barrio? Crónica sobre uno de los talleres adelantados
por el Colectivo ArtoArte.

Perfil de una de las participantes en el proyecto Cuadras Armónicas

Recuperación fotográfica de lugares y personajes de barrios
insignes de esta localidad. 

18 julio 2015

En movimiento

Acá encontrarás nuestros días y noches contados en pequeños fragmentos. Para estar atento a los nuevos Stop Motions, únete a nuestro grupo en facebook y a nuestro canal en YouTube.



Envideados

Los videoclips narran el trajín diario de los integrantes de ArtoArte. Para estar atento a los nuevos videos, únete a nuestro grupo en facebook y a nuestro canal en YouTube.


Cotidianidad en San Cristóbal. Cuadras Armónicas.




Trailer del proyecto Arbolario.

Animaciones

Nuestras animaciones. Aprendizajes y difusión del trabajo y del juego. Si deseas conocer más animaciones, únete a nuestro grupo en facebook y visita nuestro canal en YouTube. ¡A disfrutar!


Logo de ArtoArte




Lodo del Proyecto Cuadras Armónicas




Breve ejercicio de introducción, animando la primera ilustración
creada por el colectivo ARTOARTE para su proyecto ARBOLARIO 

Muraladas

Presentamos en esta galería algunas de las intervenciones que el Colectivo ArtoArte ha desarrollado en la calle. Se podrán ver distintas técnicas usadas y distintas manos que se han encargado de llevar las ideas a fachadas y muros de nuestra ciudad. Son ya muchas las intervenciones que hemos hecho, de modo que esta galería es sólo una muestra. Si deseas estar al tanto de las nuevas intervenciones, puedes unirte a nuestro grupo en facebook, donde hacemos constantes actualizaciones. Disfruten y cualquier duda ponte en contacto con nosotros.

11 julio 2015

Yo le digo Copetón

En el proyecto Cuadras Armónicas han participado varias personas a las que queremos reconocer por su esfuerzo y por su voluntad de compartir con nosotros sus conocimientos. Lo mínimo que podemos hacer es reseñar parte de su trabajo en nuestro blog. En esta oportunidad presentamos un pequeño perfil de los artistas que han participado con algún trabajo o muestra artística. Los invitamos, entonces, a que aprecien y disfruten el trabajo de nuestros amigos. 

Cuando Katherin Gómez envió su propuesta de trabajo al Colectivo ArtoArte sospechamos que se trataba de una mujer con un amplio espíritu crítico. Y no nos equivocamos. Al irnos conociendo descubrimos además a una mujer con un gran sentido del humor y con un gran apego por su territorio. Su propuesta fue un pajarito, cuyo nombre científico es Zonotrichia capensis, pero que, según sus propias palabras, "¡prefiero decirle Copetón!".  


Fabio Ramirez: ¿Cuándo empezó el interés por el arte?

Katherin Gómez: Yo diría que en mi caso ese interés viene por un incentivo de mi padre. Él tenía detalles conmigo. Recuerdo, por ejemplo, que una vez me dibujó un canguro y yo me decía: “ohh, eso puede salir de un lápiz”. Ese recuerdo lo tengo muy presente en mi memoria. Con el tiempo empecé a entusiasmarme con lo que veía en la cotidianidad: las láminas de Chocolatinas Jet, los dibujos de Caballeros del Zodiaco, los Gokús y todas esas cosas que a uno de niño lo entusiasman.

Fabio: A mí también me gustan mucho las Chocolatinas Jet y sus láminas…

Katherin: Son sensacionales y ayudan mucho a despertar la curiosidad. Y eso es una de las cosas más importantes que puede hacer el arte: despertar la curiosidad. Un poco más grande me interesé por la crítica social que se podría hacer por medio del dibujo y gracias a esa reflexión llegué a la caricatura. 

Katherin preparando su obra. Baldosa y pincel.

Fabio: ¿Qué te enseñó la caricatura como expresión plástica?

Katherin: Ese tipo de dibujo me permite una actitud crítica, además de un manejo plástico. Me gusta el dibujo porque es la mejor forma para expresar lo que pienso y me resulta tremendamente motivante. Eso es para mí el arte: motivación.  Cuando uno empieza algo y lo termina, esa sensación es grandiosa. Por eso me gusta tanto el dibujo, más que otros tipos de artes plásticas.

Copetón en construcción.

Fabio: Tengo entendido que estudias Ciencias Sociales, pero cuando hablas queda la duda de: ¿por qué no te inclinaste por las Artes?

Katherin: De hecho sí lo hice. Empecé mis estudios en Artes Visuales, en la Universidad Pedagógica, pero siento que por cuestiones, quizá, de que estaba muy joven pensaba en otras cosas. Además, siempre me han gustado las Ciencias Sociales, lo que no excluye las artes. Y eso para mí es algo importante resaltar: las artes y las Ciencias Sociales deberían tener una comunicación más fluida, más interdisciplinar. No entiendo aún el porqué de esas separaciones tan tajantes.  Igual, si vemos, las dos provienen de la fuente del ser humano. Pero es curioso, al cambiar de carrera empecé a dibujar con mayor pasión. Es algo paradójico pero así fue.

El Copetón en las inmediaciones del barrio San Rafael.


Fabio: ¿Sientes que has podido conciliar esos dos campos: las ciencias sociales y las artes?

Katherin: Sí, claro. Siento que he podido conciliarlas. Yo siento que el arte es una expresión social en sí mismo. A nosotros nos enseñan que no hay relación, quizá que una es importante y la otra aburrida o que una es para personas con tiempo y la otra sólo para momentos de ocio. Se da una intención o relación en la que el arte está de lado sólo con lo improductivo.

Fabio: Cuéntame sobre tu propuesta de mural.

Katherin: El Copetón que usé tiene un efecto especial sobre mí porque es un reflejo también de los Cerros Orientales. Desde pequeña mi papá decía cosas como: “mira ese copetón, mira ese amigo”. Mi papá siempre le decía a los animales “amigos”. Por eso cuando yo veo a un perro me emociono; para mí son los parceros. Mi padre influyó mucho en eso. Cuando estaba la propuesta de Cuadras Armónicas se conjugaba la flora y la fauna de los Cerros Orientales o la memoria histórica. La segunda opción me llamaba la atención, pero me sentía más preparada respecto a la flora y la fauna, así que me decidí por ese tema. En esas decisiones me percaté que tengo muchos desconocimientos de la historia de estos barrios. Pero quise darle un toque, digamos, educativo. En el Copetón, que es como lo llamamos coloquialmente, está esa nomenclatura nuestra, lo propio, lo de nuestra identidad, y por otro lado está el nombre científico. Ahí quise reflexionar sobre esa separación entre lo científico y lo tradicional, que es lo mismo que te decía anteriormente, son unas separaciones que suelen tornarse absurdas.

El Copetón que será instalado en una de las casas del barrio San Rafael.


Fabio: ¿Crees que este tipo de proyectos contribuyen a la convivencia de nuestros barrios?

Katherin: Esa pregunta me parece muy importante. Yo creo que todo proceso da un efecto, ya sea positivo o negativo. Cuando se hace un proyecto artístico se tiende sólo a mirar lo estético y la gente suele decir: “por qué lo pintan tan lejos, mejor que lo pinten en el centro”. Es como la cuestión de querer entrar en un mercado, fama, estabilidad, reconocimiento, etc. Y hay que comer y eso no está mal: tener un buen presupuesto, tener financiación, pero a veces se queda sólo en eso. Yo creo que pintar en estas zonas es una deuda para nosotros y para la gente.

Muchas veces sólo se crea para el gremio artístico, para la galería, para los curadores, o sea para la élite, y eso queda en abstracto, lejos de la gente del común. Esto, en cambio, permite descentralizar el arte y que la gente diga: “oiga, mire, qué bonito lo que quedó en mi cuadra”. Porque los trabajos están muy bien hechos, con su técnica y su dedicación. Entonces esto es una deuda que se está saldando: que el arte sea para todos, sin importar si el estrato es bajo o alto. Y eso es algo que viene desde hace mucho, desde el Renacimiento, eso de pensar que es sólo para la élite y no, puesto que todos los seres humanos nos expresamos o nos podemos expresar por medio del arte.

El Copetón se toma la casa.


Fabio: ¿Crees que estos procesos contribuyen a formar una cultura más pacífica o de no violencia?

Katherin: Claro que sí. Pero también creo que debería venir acompañado de un proceso pedagógico muy fuerte, creo que hay que integrar más a la comunidad. Siento que el arte es algo muy bien hecho pero lo ideal es que la comunidad se vincule más, aunque sé que eso es un proceso largo. Lo importante es romper con la cotidianidad.

Boceto de Katherin antes de ser puesto en marcha.


Fabio: ¿Qué proyectos tienes en mente para el futuro?

Katherin: Seguir dibujando. El mural me parece algo genial pero de mucha dedicación y de un esfuerzo muy grande, me gustaría seguir aprendiendo de estas experiencias.

Fabio: ¿Algo para finalizar?

Katherin: Que todos nos demoramos a veces en estos procesos: ustedes en las convocatorias, nosotros en la ejecución de los trabajos y cosas así. ¡Por eso se merecen una patada cada uno de ustedes... y, bueno, yo también!

Katherin viendo su obra finalizada

Con esta palabras que se convierten en carcajada termina la conversación. Ahora Katherin colabora en algunos de los proyectos del Colectivo, particularmente en el Arbolario. Así que tenemos la fortuna de contar más tiempo con su sentido crítico y, sobre todo, con su sentido del humor. 

09 julio 2015

Árboles, por Hermann Hesse

El proyecto Arbolario se ha nutrido de muchas fuentes. Una de ellas son las letras. La prosa y la poesía que le han dedicado su tiempo y algunas lineas a estos compañeros de vida. Por eso reproducimos uno de los textos de "El Caminante", libro del escritor Alemán Hermann Hesse, quien sentía por los árboles un cariño especial. Dicho escrito está ilustrado con acuarelas que el mismo autor diseñó, pues en sus ratos libres encontró en la pintura un refugio de paz y de gozo. Así pues, estos son los árboles a los que Hermann Hesse rindió tributo:


Acuarela por Hermann Hesse.


Los árboles han sido siempre para mí los predicadores más eficaces. Los respeto cuando viven entre pueblos y familias, en bosques y florestas. Y todavía los respeto más cuando están aislados. Son como individuos solitarios. No como ermitaños que se hubieran recluido a causa de una debilidad, sino seres grandes y aislados, como Beethoven o Nietzsche. En sus ramas más altas susurra el mundo y sus raíces descansan en lo infinito; pero no se abandonan ahí, luchan con toda su fuerza vital por una única cosa: cumplir con ellos mismos según sus propias leyes, desarrollando su propia forma, representándose a sí mismos. Nada es más sagrado, nada es más ejemplar que un árbol fuerte y hermoso. Cuando se tala un árbol y se muestra desnuda al sol su herida mortal, puede leerse toda su historia en el tosco y lapidario disco de su tronco: en sus anillos anuales y en sus cicatrices están descritos con exactitud toda lucha, todo sufrimiento, toda enfermedad, toda fortuna, toda recompensa. Años flacos y años abundantes, agresiones soportadas y tormentas sobrevividas. Y cualquier hijo de campesino sabe que la madera más dura y noble es la que tiene los anillos más estrechos, y que arriba en la montaña, en constante peligro, crecen las ramas más inquebrantables, las más fuertes y ejemplares. 

Los árboles son santuarios. Quien sabe hablar con ellos y sabe escucharlos, descubre la verdad. Ellos no predican doctrinas ni recetas. Predican, indiferentes al detalle, la originaria ley de la vida. El árbol dice: en mí hay escondido un núcleo, una luz, un pensamiento. Soy vida de la vida eterna. Único es el propósito y el experimento que la madre eterna ha hecho conmigo. Únicos son mi forma y los pliegues de mi piel, así como único es el más humilde juego de hojas de mis ramas y la más pequeña herida de mi corteza. Fui hecho para formar y revelar lo eterno en mi más pequeñas marcas. 


Hermann Hesse. 

El árbol dice: mi fuerza es la confianza. No sé nada de mis padre y no sé nada de los miles de hijos que cada año nacen de mí. Vivo, hasta el final, el secreto de mi semilla y de nada más me ocupo. Confío en que Dios están en mí. Confío que mi misión es sagrada. Y de esta confianza vivo. 

Cuando estamos heridos y apenas podemos resistir más la vida, el árbol puede hablarnos: ¡Detente! ¡Detente! ¡Mírame! La vida no es fácil, la vida no es difícil. Esas son ideas infantiles. Deja que Dios hable dentro de ti y tus pensamientos crecerán en silencio. Te sientes ansioso porque tu trayecto te conduce lejos de la madre y la patria. Pero cada paso y cada día, te encaminan de regreso a la madre. Tu patria no está ni aquí ni allí. Tu patria está en tu interior o en ningún lugar. 

Acuarela por Hermann Hesse. 

El deseo de caminar rasga mi corazón cuando escucho a los árboles susurrar con el viento del crepúsculo. Si se le presta atención largamente y en silencio, esta añoranza revela su origen y su destino. No es tanto una cuestión de escapar del sufrimiento, aunque pueda parecerlo, es nostalgia de la tierra, de recuerdos de la madre y de nuevas enseñanzas para la vida. Nos guía a casa. Cada travesía nos conduce al camina de vuelta a casa, cada paso es nacimiento, cada paso es muerte, cada tumba es la madre. 

Acuarela por Hermann Hesse. 

Así susurra el árbol al atardecer cuando nos inquietamos con nuestros pensamientos infantiles. Los árboles tienen un razonamiento más extenso, más apacible y de largo aliento, igual que tienen vidas más largas que las nuestras. Son más sabios que nosotros mientras no les escuchemos. Pero cuando hemos aprendido a prestarles atención, la brevedad, la rapidez y el apresuramiento pueril de nuestro juicio, alcanza una alegría incomparable. Quien haya aprendido a escuchar a los árboles no busca más ser un árbol. No querrá ser distinto de lo que es. Ésa es la patria. Eso es la felicidad. 


Portada del libro "El Caminante" donde está incluido el relato sobre los árboles. 


Hermann Hesse. El Caminante. Ilustrado por el propio autor. Traducido por Lorenzo Zabala y Ana M. Ediciones Ana M. Carvajarl Hoyos. Editorial Caro Raggio. Madrid, 2012.

Más información sobre el autor y su obra: http://www.hermann-hesse.de/es

03 julio 2015

¡Que vivan los árboles!

En el primer semestre del año 2015 decidimos darle vida a un nuevo proyecto. En charlas informales, en los cafés de barrio y en caminatas de cualquier parte, nos topamos con ideas que se fueron ramificando hasta convertirse en un árbol. Pensando en alegorías frente a la vida, la memoria y la longevidad, llegamos a la imagen de un árbol. Y casi por intuición decidimos que este semestre queríamos trabajar con las texturas de los troncos, las enredaderas de las lianas, los follajes, los nudos de las raíces, la simetría de las hojas y todos aquellos detalles que dan forma a estos seres vivos. Aprovechando la oportunidad de ser seleccionados en la Convocatoria "Beca Comunidades Creativas en Territorios Prioritarios" de la Secretaría de Cultura, cuyo objetivo es continuar y fortalecer el proyecto Cuadras Armónicas, empezamos a reflexionar sobre los árboles y su relación con nuestro territorio y, en general, con la vida. Y así, poco a poco, fuimos diseñando el proyecto Arbolario. 

Árbol de pájaros. Barrio San Rafael Sur Oriental.

Cada uno de los árboles que se diseñarán se pondrán en algún lugar visible y buscarán generar reflexiones en los espectadores. Queremos que cada árbol sea llamativo e inclusivo. Puedes participar con nosotros ¿Qué tal un árbol cuyo fruto sea tu nombre? ¿Qué significan para ti los árboles? ¿Cómo sería el árbol de tus sueños? ¿O el de tus pesadillas? ¿Hay árboles buenos y árboles malos? Si pudieran hablar ¿qué dirían?

Árbol de palabras. Barrio Juan Rey.

¡Todos invitados a participar de la arbolada del 2015!

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