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28 enero 2015

Talento femenino

Al igual que los demás integrantes, las chicas nos han aportado muchas riquezas en el desarrollo de nuestro trabajo.Y también son varias las que nos han acompañado con sus talentos y peculiaridades. Acá mencionamos a dos que ya llevan un buen tiempo dando de qué hablar y con las cuales estamos muy agradecidos.



Paula Neissa "Payis". 
Tiene un gran talento para los trazos y de ahí que descolle tan fácilmente en el dibujo, su especialidad. Actualmente se encuentra trabajando como ilustradora en el Animalario y, cada vez que las distancias se lo permiten, ayudando en la ejecución de los murales de la iniciativa Cuadras Armónicas. Gusta de los pequeños detalles, los momentos tranquilos y, particularmente, de coleccionar cromos de la Chocolatinas JET, tanto, que es una autoridad nacional e internacional en el tema. 


"Participar en los diferentes proyectos de ArtoArte ha sido inspirador  para mí"

Correo personal: paulitaneissa@gmail.com
Facebook: https://www.facebook.com/paula.neissa?fref=ts


Sara Valentina Ramirez Espitia. "La Tirana". 

Su principal objetivo en la vida es mamar gallo, cosa que argumenta la aprendió precisamente de los gallos, pajarracos a los cuales les tiene pavor. Ha hecho listados tan importantes para la identidad del grupo como "Los más feos de ArtoArte" y "Los más atracables de ArtoArte". Sus intereses van desde burlarse de su hermano y mentor Fabio Ramirez y montársela al jefecito Jesús David Suárez hasta diseñar un directorio de perros abandonados para darlos en adopción. Asimismo ha elaborado la mayoría de los memes que se han difundido por la web y por los cuales ha recibido aplausos y también desengaños. Actualmente se desempeña en labores logísticas y en el apoyo a un fanzine lleno de caricaturas, cómics y memes contando el trabajo y la historia del Colectivo.

"En ArtoArte he aprendido a querer más a perros y gatos,
a hacer memes, y a no temerle tanto a los gallos"
Correo personal: agarramiando22@gmail.com
Facebook: https://www.facebook.com/saravalentina.ramirezspitia?ref=ts&fref=ts

27 enero 2015

Animalario bestial.

Lado A

¿Eres de los que siempre ha querido saber qué piensan y sientes los animales? El Animalario es la respuesta que estabas buscando. El Animalario se pregunta por las dichas y desdichas de nuestros hermanos, los animales. En él encontrarás las aficiones de las luciérnagas, la angustia del desempleo en algunas gallinas, los sueños de los burros y muchas cosas más. Y lo mejor es que todo eso será contado por ellos mismos, algo que nunca se habían atrevido a hacer. Fueron décadas de acercamiento y generación de confianza para que los animales que entrevistamos decidieran contarnos sus más íntimas historias. El compilado de historias del que próximamente te enterarás es apto para cualquier especie, sobre todo para aquellos chicos y chicas que se quieran transformar en perros o en aquellos ancianos que les gusta más la idea de ser vacas con alas. No sobra aclarar que contamos con el permiso de ellos para publicarlas por todo el mundo.




Lado B



El Animalario es un proyecto editorial que reune una serie de entrevistas a los animales que comparten nuestro territorio. Un proyecto que nos adentra en la compleja y a la vez sencilla piscología de nuestros compañeros que habitan el planeta tierra. La mayoría de ellos son amigos que conocimos en el marco de la iniciativa Cuadras Armónicas, iniciativa que se ha adelantado, en su primera parte, en la Localidad de San Cristóbal, Bogotá. Sin embargo, los animales que accedieron a ser entrevistados son familiares para todo el mundo: el perro, el burro, la gallina, la luciérnaga, la vaca y el colibrí. Son animales que se resisten a abondonar su hábitat, a pesar de la inminente urbanización de nuestra capital. Las herramientas del cómic, la ilustración, las caricaturas y la literatura se darán cita para darle voz a los animales. 

El Animalario: donde la fantasía, el humor, las paradojas y los derechos de los animales se conjugan para hacerle sacar una sonrisa. 



PD: Wuaf!, Meow!, Muuuu!, Ki-ki-kiriki!

13 enero 2015

Daniela Luna tiene un amor entrañable por su territorio.

En el proyecto Cuadras Armónicas participaron varias personas a las que queremos reconocer por su esfuerzo y por su voluntad de compartir con nosotros sus conocimientos. Lo mínimo que podemos hacer es reseñar parte de su trabajo en nuestro blog. En esta oportunidad presentamos un pequeño perfil de los artistas que participaron de la convocatoria que abrimos hace unos meses y que ya ha dado muchos frutos. Los invitamos, entonces, a que aprecien y disfruten el trabajo de nuestros amigos. 


Daniela Luna tiene un amor entrañable por su territorio. Cada vez que se expresa tiene, al menos, una palabra para referirse con afecto a la tierra que le vio crecer. Quizás por eso está dotada de una profunda sensibilidad social que la ha impulsado a conocer, recorrer y entender su territorio: la Localidad Cuarta de San Cristóbal.

Con apenas 19 años ya ha hecho un montón de cosas: servicio social, trabajo ambiental, artesanías con reciclaje y dibujo. Y ahora muralismo. El mural que ella está construyendo junto con su amigo John Edward impacta por el tamaño de su frase: “…donde las aves se atreven con bufanda”, una metáfora que seduce con facilidad para quienes hemos habitado en estos cerros.

Aún tiene esa cualidad envidiable que los formalismos se han encargado de oscurecer: la capacidad de sorprenderse con facilidad. Por eso a veces se le oye soltar una sonora carcajada o se le escuchan expresiones como: “qué chévere”, “¡ay, tan bacano!”. 

Se ha presentado dos veces a la ASAB para estudiar Artes Plásticas. Dice que la tercera es la vencida. Y creo que la fuerza de la persistencia habla por sí misma, pues llegó hasta acá con el impulso vital que le da el amor sincero que siente por su territorio y por las ganas instintivas de aprender.

Se toma un tiempo prudencial para cada pregunta que le hago, al punto que en una ocasión  me dice:

Déjeme pensarlo un rato y ahora le respondo.

Ese tiempo tomó cerca de un cuarto de hora. Son los tiempos de ella, son los tiempos –pensé- de una persona que se toma a pecho las preguntas.

Fabio Ramirez: ¿Cuéntanos un poco del trasegar tuyo para llegar hasta acá?

Daniela Luna: Creo que me podría ubicar cuando salí del colegio. Cuando uno está allá de algún modo vive en una burbuja. Pero al salir empecé a desarrollar un sentido de pertenencia muy bacano por este territorio. Al salir se encuentra uno medio desubicado, sin embargo, tuve la fortuna de conocer a una mujer luchadora y soñadora que fue como mi maestra. Encontrarla a ella fue clave para mi vida pues ella, siendo cabeza de familia, creó su propia empresa de manualidades, textiles y diseño de modas. A parte de enseñarme a elaborar artesanías con material reciclado descubrí un camino distinto, una forma de romper paradigmas y una forma también de no seguir las convenciones sociales. Ella fue muy importante en mi formación de lo que yo llamo una artista de la basura.

Fabio: Y lo ambiental tomaba forma…

Daniela: Sí. Los aprendizajes que recibí de ella me brindaron la experiencia necesaria para relacionarme con otras personas. Fue así que conocí a líderes comunitarios y organizaciones ambientales. Así entablé relación con CHILCOS y me convertí en tallerista, lo cual me enriqueció muchísimo. Poco a poco y gracias a esta pasión mía por el medio ambiente y por mi localidad terminé haciendo parte de los Proyectos Ambientales Ciudadanos y los Proyectos Ambientales Escolares. Además me vinculé a la Red Local Ambiental. Todas estas experiencias me permitieron encontrar en nuestra localidad toda una joya, un tesoro a descubrir.


SOBRE LA COMPOSICIÓN

Fabio: Esa sensibilidad especial hacia nuestra localidad influyó evidentemente en tu propuesta. Cuéntanos un poco sobre ella.

Daniela: Claro que sí. Todo el amor y el apego que siento hacia esta tierra lo quise plasmar en la propuesta que les envié a ustedes. En ella, como ustedes vieron, están muy presentes las montañas, las piedras y una Mandala. Todo eso tiene un significado para nosotros. Cuando elaboré el dibujo con ayuda de mi amigo John Edward Martínez quisimos plasmar a esos Cerros Orientales que nos cobijan, esas piedras que son como nuestras abuelas ancestrales y la Mandala que encierra el significado de movimiento, un movimiento que es como el de la comunidad: continuo y dinámico.

Propuesta en boceto.

Preparando el muro a intervenir.

La Mandala tiene en el centro una estrella de 13 puntas que significa dirección y cada punta puede significar un habitante de la localidad que trabaja en armonía con los demás, como un todo. Los colores del círculo que forma la Mandala son los colores de la bandera Whipala, la bandera de la ancestralidad indígena. Esa bandera ejemplifica la lucha por sobrevivir, y en el centro hay tonalidades de azul que significan el agua de las quebradas que nos rodean y del Río Fucha, el río que según la mitología precolombina nació mujer, y que tenemos tan abandonado.

En proceso.
El paisaje se complementa con un frailejón que se conecta con las montañas por medio de sus hojas; también hay una planta de Chilco, típica de los cerros, que le da vida a las montañas del fondo. Como toque final el ave que mira al horizonte. Rescatamos esta ave porque es pequeña y quizás insignificante para la mayoría de los habitantes. Pero la hicimos grande, porque realmente lo es, por todo lo que significan las aves no sólo para nuestros barrios sino para nuestro país en general. Y le agregamos la pequeña frase “…donde las aves se atreven con bufanda”; frase que nos pareció acorde para identificar el auténtico clima que nos rodea todos los días, y que encontré en un libro que llegó a mis manos por pura coincidencia. El libro se llama San Cristóbal habla “FUCHA”. Gracias a ese libro conocí más sobre la historia de Juan Rey, el barrio que amo y donde espero morir, de mi Rio Fucha y de mi linda y pequeña localidad cuarta: San Cristóbal.



Fabio: Todo esto que me cuentas se ubica en un espacio concreto ¿Qué significado tienen para ti palabras como “barrio, cuadra, vecindario”?

Daniela: Pues en principio son espacios colectivos, los espacios donde crecemos con los demás. Yo recuerdo mucho cuando era pequeña y aprendí a montar bicicleta en mi cuadra. Fue ahí donde me caí practicando y donde vi crecer a los niños que ahora tienen 16 y 17 años.

Antes sentía uno quizá algo de vergüenza cuando le preguntaban de dónde venía. Ahora no. Ahora siento un profundo orgullo y apropiación por mi barrio, por mis montañas y por mi localidad. Para mí es un privilegio vivir al borde de las montañas, donde no todo ha sido consumido por el cemento y los edificios.

El esfuerzo va dando sus frutos.


Fabio: ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con el Colectivo ArtoArte en este proyecto en particular?

Daniela: Yo había escuchado de ustedes hace un tiempo. Pero no fue hasta que hicieron ese mural gigante en elbarrio Juan Rey cuando quise conocerlos mejor. Ahí estaba la dirección del blog y gracias a eso los pude encontrar. Y yo estaba muy contenta de que ustedes se tomaran el tiempo de embellecer mi barrio. Al saber, pues, de la convocatoria nos presentamos con mi amigo, pero yo realmente dudaba que me fueran a escoger porque sentía que mi boceto era regular, como si lo hubiera hecho un niño de primaria. Así que cuando supe que había sido seleccionada me puse muy contenta porque para mí resultó una gran experiencia conocerlos a ustedes, a personas de la localidad que trabajan por la localidad con un alto sentido de pertenencia.

Niños se acercan a ver el mural en proceso.


Fabio: ¿Crees que los trabajos que se han hecho aquí pueden contribuir a una cultura de paz y de reconciliación?

Daniela: Eso es algo muy difícil. Pero sí cambian cosas, y para mejor. Por ejemplo cuando ustedes hicieron el mural en Juan Rey con la leyenda “Buenos días, vecino”, es algo que realmente le alegra el rato a uno. Cuando yo lo vi se me salió una sonrisa. Eso puede pasar con mucha otra gente que con amargura va al trabajo y se le olvida saludar. De pronto esa persona ya llegue con una actitud distinta a donde tenga que ir. Cuando uno va en los buses y ve esos murales son cosas que lo terminan alegrando. 

También la perspectiva del territorio cambia mucho porque la estética y el paisaje cambian. Eso es cambiarle la forma de pensar a la gente, al menos por un ratico.

El acabado.

Así concluye Daniela el pequeño interrogatorio a la que la he sometido.

Da alegría tropezar con personas que sientan tan suyo el entorno local en el cual viven. En Daniela no sólo hay expresiones de cariño por su localidad, también hay un trabajo desinteresado de años. Y para ella eso es lo más importante, pues busca “que acción y pensamiento estén acordes”. Para ser tan joven ya está llena de una sabiduría casi que intuitiva, y creo que eso le será recompensado.


Es seguro que vendrán muchas cosas buenas para ella. Como la que sigue y la que sigue y la que sigue…pues, poco después nos enteraríamos que sí, que la tercera era la vencida. Daniela había pasado a la Universidad para estudiar Artes Plásticas. 

08 enero 2015

En la parte alta del barrio San Rafael Sur Oriental hay una calle empinadísima.

En el proyecto Cuadras Armónicas participaron varias personas a las que queremos reconocer por su esfuerzo y por su voluntad de compartir con nosotros sus conocimientos. Lo mínimo que podemos hacer es reseñar parte de su trabajo en nuestro blog. En esta oportunidad presentamos un pequeño perfil de los artistas que participaron de la convocatoria que abrimos hace unos meses y que ya ha dado muchos frutos. Los invitamos, entonces, a que aprecien y disfruten el trabajo de nuestros amigos. 


En la parte alta del barrio San Rafael Sur Oriental hay una calle empinadísima. Se la conoce como “la 60”, aunque, para ser exactos su nomenclatura es calle Nº58. Se sube cuesta arriba y más arriba y tan arriba que pareciera que se van a pisar los talones de las montañas. Cuando se está llegando a una explanada se acaba la calle pavimentada y empieza un tramo destapado. En el intersticio entre lo empinado y lo destapado se encuentra una casa de fachada roja, llamativa, vistosa. Se acerca uno un poco a esa fachada y ya hay adornos que alegran el panorama: una niña mirando a una ventana, unas abejas que revolotean y unas flores que parecen levitar.

Es el mural de María Alejandra Villalba y Bryan Cárdenas, dos jóvenes estudiantes de la Licenciatura en Artes Visuales que imparte la Universidad Pedagógica Nacional. Trabajaron de día y de noche, mientras los tiempos de la universidad los dejaba, conocieron, aprendieron y nos dejaron muchas enseñanzas. En resumen: compartimos.

En medio de la informalidad que daban estos días de sol alternado con la llovizna pertinaz de la montaña, Bryan, que tiene voz serena y gestos tranquilos, me contó algunos aspectos de su vida, del mural que hicieron y de las reflexiones que hace sobre su trabajo.  

Fabio: ¿Cuándo empezó el gusto por el arte?

Bryan: Cuando estaba en el colegio tenía inclinaciones por el mundo del teatro y se puede decir que por ahí empezó el asunto. Sin embargo, el gusto por el arte no lo tenía elaborado en términos profesionales sino más bien como eso: como un gusto. Por cosas de la vida empecé a estudiar Biología, pero esa elección me permitió ratificar que lo mío eran las Artes. Así que me presenté a la Universidad Pedagógica a Artes Visuales y pasé. Y ahí empezó, de algún modo, el camino profesional.

Empezando el mural.

Fabio: ¿Un gusto artístico en particular?

Bryan: El teatro siempre ha estado presente, pero también el dibujo y la guitarra. El arte en general me gusta, procuro integrarlos y relacionarlos.  

Fabio: ¿El arte empezó a cuestionarlo en algún momento?

Bryan: En principio yo quería dedicarme exclusivamente al Arte. Pero la Universidad nos enseñó unas bases pedagógicas acerca de cómo el arte podía llegar a la comunidad, cómo podía desarrollar facultades cognitivas en las personas y cómo podía generar nuevas sensibilidades. Y eso me gustó mucho. Particularmente no me gusta el arte para encerrarlo en una galería pues me parece mucho más enriquecedor los lazos que se crean, por ejemplo, en esto que hacemos acá, con el arte urbano.

Trabajando de noche.
Fabio: Y ahí entra la cuestión de la educación.

Bryan: Exacto. El campo de la educación me gusta mucho porque se cuestiona sobre el hecho de formar ciudadanos más críticos y más soñadores. Establecer relaciones para imaginar otros mundos, esa es una de las cosas que más me gustan de las artes.




Fabio: ¿Cuéntenos un poco del porqué de esta intervención con la que está participando en el proyecto Cuadras Armónicas?

Bryan: El boceto se diseñó con mi compañera de carrera, Alejandra. En el boceto quisimos abordar las temáticas propuestas en la convocatoria: la memoria barrial y la flora y fauna de este territorio, particularmente de los Cerros Orientales. Por eso el boceto está cargado con Pegamoscos, que son flores que crecen por acá y con la imagen de una niña que mira a una ventana como queriendo interpelar a los vecinos de la cuadra. Además esa niña me gustó porque busca representar a las personas de este territorio que se encuentran en contacto con la naturaleza.



Fabio En el proyecto Cuadras Armónicas el significado de la calle, la cuadra y el barrio son cosas muy importantes. ¿Qué significan para usted?

Bryan: Ahora vivo en conjunto residencial, pero antes viví en Usme, así como acá, en casas de barrio. Bueno, y ya se podrá imaginar, las relaciones son muy distintas. Los conjuntos tienen una privacidad especial: que un muro no se puede tocar, que hay que cumplir horarios, que cualquier falta es multa. Uno termina preguntándose qué tanto de ese espacio es realmente propio. Hay cierto masoquismo en los propietarios, pues saben lo que deben soportar con tal de tener un espacio y aun así compran. En los conjuntos las relaciones se tornan muy frías y aunque estamos más cerca, menos nos conocemos y eso es lo paradójico. Yo no conozco casi a nadie y a los que de algún modo sí, apenas nos reconocemos por un saludo. Acá, por el espacio y otras características, las relaciones son distintas, más de vecindario. Por eso mismo se nota que hay más apropiación del espacio y un sentido de pertenencia más fuerte. Y yo creo que hay que valorar mucho esa apropiación y sensibilización con el espacio.


Fabio: ¿Tomando en cuenta eso que me dice, cómo evalúa este proyecto?

Bryan: Yo me enteré de este proyecto gracias a Jhon y a Jesús, quienes me convidaron a participar. Desde un comienzo me pareció interesante la propuesta de ustedes de apropiación del territorio por medio de las artes plásticas y el muralismo. Fue entonces que decidimos participar con Alejandra haciendo una propuesta conjunta y así ayudarnos, pues por la Universidad nuestro tiempo es limitado. Participar nos regala la oportunidad de salir de los círculos académicos en los que muchas veces nos enfrascamos los estudiantes. Sentíamos la necesidad de empezar a tocar la realidad. Aparte, como ya dije, me gusta el arte urbano, y esta era la oportunidad perfecta. El Arte Urbano hace que uno perciba a la gente que sale a la calle y que le habla, la gente que le ofrece a uno una gaseosa de forma espontánea o que simplemente pasa con un “buenos días”.  Esa interacción es significativa. Eso no quiere decir que hay que rechazar el arte de las galerías sino que creo que en estos espacios el contacto con la realidad puede ser más fructífero.

Ya finalizando.
El atardecer se va extendiendo hasta convertirse en noche. Bryan finaliza contándome sobre sus deseos de seguir aprendiendo y seguir aportando con los conocimientos que está construyendo. Me dice que le gustaría seguir estudiando para irradiar con lo que sabe a los demás. Y noto en él que no hay demagogia, que eso que dice es un gesto sincero. Por eso, y luego de escuchar sus palabras, concluyo lo que seguramente muchos que lo han conocido mejor han concluido: que será un gran profesor. 


Bryan Cárdenas: 

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