Aquella tarde estuve trabajando
en el proyecto CUADRAS ARMONICAS. Poco
después recibí la agradable visita de mi novia, a quien le mostré cómo iba el
proyecto. Caminábamos mientras le mostraba las obras que se habían hecho. Yo
notaba que ella las disfrutaba y revelaba mucha curiosidad. De repente me
preguntó:
— ¿Por qué hacer esto en un lugar
tan apartado donde casi nadie lo ve? Tendría más atracción en un lugar más visible,
en una avenida principal o algo por el estilo.
Casi sin pensarlo yo respondí:
—…es que la gente de esta zona también tiene derecho al arte…
Tiempo después me puse a reflexionar
más sobre algo que yo pensaba era simplemente una cuestión anecdótica. Esta es
la reflexión que quiero compartir con los millones de lectores y seguidores de
ArtoArte. En primer lugar creo que los integrantes y colaboradores de ArtoArte
no somos artistas de élite. Es cierto que hay compañeros con amplios
conocimientos y reconocimiento destacado y también que cada uno de nosotros tiene
aspiraciones de seguir creciendo. Sin embargo nunca olvidamos nuestras raíces
ni el lugar de dónde venimos. Sabemos que venimos de familias humildes, que
habitamos barrios donde hay decenas de perros callejeros y donde el camión de
la basura es esperado con la inminencia de un premio postergado. A veces estas
cosas me recuerdan ese diálogo de la película de Rodrigo Triana Como el Gato y el Ratón: “Usted bien lo
dijo doctora, esto es tierra de nadie”.
Doña María Grafitea la casa de su perrita "Lassie". |
Pero yo creo que sí es tierra de
alguien. Es de todos. Es tierra de los niños que llegan embarrados de jugar en
los colegios públicos, del señor que vende cebolla con su burro, de la doña y del don.
Aquí, en esta nublada montaña que
muchas veces la polución no deja vislumbrar desde el centro de la ciudad, vive
gente que al igual que cualquier persona tiene derechos: derecho a la vida, a
la alimentación, a una vivienda digna y, por qué no, al arte. Es gente que tiene derecho a palpar el regocijo de la
expresión humana y que por X o Y razón nunca fueron a una galería o un museo. Quizá
ahora el arte deba llegar a sus vidas haciendo de su espacio un lugar más
agradable, quizá esto pueda convertirse en patrimonio local algún día, en fin,
quizá esto redunde en un mayor autorespeto.
Creo que los tiempos cambian y el
arte ya no hace parte de un selecto grupo de gente adinerada que despilfarra
dinero en clichés, ahora es el arma que cualquier persona con creatividad y
esfuerzo tiene en su poder para expresarse, luchar y enfrentarse. ¿Enfrentase a
quién o a qué? No lo sé, pero sí sé que cada persona lleva su lucha particular en
sus espaldas y que el arte nos brinda las armas para enfrentarnos a nuestras
luchas personales.
Por: Humberto Urquijo
Que buena mis perros!
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