En el proyecto Cuadras Armónicas participaron varias personas a las que queremos reconocer por su esfuerzo y por su voluntad de compartir con nosotros sus conocimientos. Lo mínimo que podemos hacer es reseñar parte de su trabajo en nuestro blog. En esta oportunidad presentamos un pequeño perfil de los artistas que participaron de la convocatoria que abrimos hace unos meses y que ya ha dado muchos frutos. Los invitamos, entonces, a que aprecien y disfruten el trabajo de nuestros amigos.
Se llama Diana Sofía Barrera Rojas. Pero también le gusta que le digan "Quimbay".
Se llama Diana Sofía Barrera Rojas. Pero también le gusta que le digan "Quimbay".
Como a los Quimbaya, la cultura precolombina que le dio fama universal a Colombia por su
destreza en la elaboración de piezas de oro. Tanto que la moneda de 20 pesos
colombianos fue adornada con el Poporo
Quimbaya, y tanto que el Departamento del Quindío se llama así en homenaje a este pueblo orfebre. Quizá por
eso a Sofía también le gusta que la llamen así, pues es su forma de
evocar a estos extraordinarios artesanos. Además, es su forma particular de enlazarse con su madre y con su abuela, pues "ellas llevaron ese apellido, pero no llegó hasta mí, entonces yo lo retomé como un homenaje a ellas y a mis raíces".
Y mucho de ella es eso: un llamado a la ancestralidad. Algo que se refleja en el mural que está pintado en un rinconcito del barrio San Rafael Sur Oriental, lugar donde se llevaron a cabo varias de las primeras intervenciones del proyecto Cuadras Armónicas. En ese rinconcito se abre un pequeño pasadizo donde hay jardínes, flores de muchos colores, frailejones y uno que otro Colibrí que se cuela por entre las vientos de la montaña para buscar el néctar. El mural realza el color y la belleza de un sendero generoso en naturaleza.
Muro en proceso de intervención. |
Fabio Ramirez: ¿Cuándo
surgió el interés por el arte?
Diana Sofía Barrera Rojas: Esa
es una inquietud que va surgiendo desde niña. Cuando somos niños, somos
curiosos e indagadores y el medio que yo tomé para explorar esa curiosidad fue
la pintura y el dibujo. Pero si uno se fija a casi todos los niños les gusta
pintar.
Fabio: Pero ese gustó
se fue transformando en algo más sofisticado...
Sofía: Creo que eso va pasando con el tiempo. No puedo decir que haya algún hecho o recuerdo en concreto que me haya llevado directo a la pintura y al arte en general. Empieza uno dibujando más bien muñequitos que juegan en un parque o cerca a la casa, que es la forma como muchos empezamos a dibujar la vida misma. Y a medida que pasa el tiempo lo que sucede es que se dominan mejor las técnicas, y eso que uno sentía como un gusto innato tiende a convertirse en un modo de expresión más sólido.
Fabio: Tú no estás estudiante Artes Plásticas o algo relacionado ¿Por qué?
Sofía: Creo que eso va pasando con el tiempo. No puedo decir que haya algún hecho o recuerdo en concreto que me haya llevado directo a la pintura y al arte en general. Empieza uno dibujando más bien muñequitos que juegan en un parque o cerca a la casa, que es la forma como muchos empezamos a dibujar la vida misma. Y a medida que pasa el tiempo lo que sucede es que se dominan mejor las técnicas, y eso que uno sentía como un gusto innato tiende a convertirse en un modo de expresión más sólido.
Boceto |
Fabio: Tú no estás estudiante Artes Plásticas o algo relacionado ¿Por qué?
Sofía: En algún momento
sí pensé en estudiarlo, digamos, de una manera más formal. Pero pienso que así
como estoy, estoy bien, ya que aprendo a mi modo y sin afanes. No me siento tan
presionada para ir a una academia a
estudiar lo que me gusta. Quizá en otro momento sí me gustaría aprender una
pedagogía artística, pues eso me
brindaría las herramientas para enseñar lo que sé.
Fabio: Observando tu
boceto y el proceso de ejecución uno se percata de la importancia que pareces
darle a lo andino.
Sofía: Sí. Partiendo de
los criterios de la convocatoria que ustedes hicieron, decidí investigar sobre
los animales y plantas que habitan en los Cerros Orientales de Bogotá. Para mí
los Cerros tienen espíritus y eso intenté reflejarlo en el boceto y en el
mural. Los colibríes, el tigrillo, las plantas y los insectos son los espíritus
que emanan del cerro y que brillan por sí solos, de ahí la presencia de todos
ellos en mi mural.
Si te fijas, yo
tomo como eje el espíritu de los Cerros Orientales, que están enmarcados en el
centro con sus manos en forma de ofrenda, dando toda la flora y fauna a la
comunidad. De su aliento se expande el viento, el agua y las plantas. Muestro
también a los huéspedes que tienen el día y la noche: el Colibrí corruscans, que endulza el día con sus cantos; el Tigruillo
lanudo, misterioso, escurridizo y lamentablemente en vía de extinción; la
planta del Encenillo que enmarca al
tigrillo, como cobijándolo. Y por último está una llama, esa llama que
simboliza el espíritu de los cerros y que arde con fuerza.
Por eso venir
acá es otra cosa muy importante para mí. Yo vengo desde Bosa y cuando vengo acá
me siento muy lejos de la urbe. Estar tan cerca de las montañas es algo muy
especial, es como si visitara un pueblito lejos de Bogotá.
Fabio: Cuando se
trabaja en proyectos como este hay distintas circunstancias que dilatan el
tiempo de ejecución. ¿Cómo ha sido para ti esa parte?
Sofía: En primer lugar,
ser partícipe de Cuadras Armónicas ha
sido una experiencia muy grata para mí. El hecho de darle color a las cuadras
es también darle un valor importante al territorio en el cual vivimos o, en
este caso, en el que ustedes viven. Me gustaría mucho que no se quedara sólo en
esta localidad y se pudiera expandir a otros lugares. Entonces el tema del
tiempo es secundario, pues yo creo que el tiempo fluye en cada lugar. Y eso es
una cosa que en estos casos hemos aprendido de la naturaleza, por ejemplo
cuando ha llovido, porque uno tiene que aprender a ser paciente, mientras
escampa. Todo tiene su tiempo y sus etapas y es mejor no forzar las cosas,
menos si se trata de un mural.
"Es como un sendero con el espíritu de la montaña" |
Sofía: No me afana
tanto pensar en eso, pues yo digo que cada día trae su aprendizaje. Lo que me
parece importante es que a donde vaya, vaya con la intención de colaborar y de
investigar. La pintura nos permite compartir mensajes, y dado que somos tan
visuales, muchas veces esos mensajes quedan grabados en nuestra memoria, así
sea de manera inconsciente. Aunque no nos demos cuenta el mensaje queda ahí
vivo. Digamos que yo lo asumo como una forma de plantar semillas a través de la pintura, semillas que, de algún modo,
van germinando en la mente y en la
memoria visual de las personas. A eso es a lo que yo apunto.
Correo personal: di.anna19@hotmail.com
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