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08 febrero 2015

Sofía planta semillas a través de la pintura.

En el proyecto Cuadras Armónicas participaron varias personas a las que queremos reconocer por su esfuerzo y por su voluntad de compartir con nosotros sus conocimientos. Lo mínimo que podemos hacer es reseñar parte de su trabajo en nuestro blog. En esta oportunidad presentamos un pequeño perfil de los artistas que participaron de la convocatoria que abrimos hace unos meses y que ya ha dado muchos frutos. Los invitamos, entonces, a que aprecien y disfruten el trabajo de nuestros amigos.

Se llama Diana Sofía Barrera Rojas. Pero también le gusta que le digan "Quimbay". 

Como a los Quimbaya, la cultura precolombina que le dio fama universal a Colombia por su destreza en la elaboración de piezas de oro. Tanto que la moneda de 20 pesos colombianos fue adornada con el Poporo Quimbaya, y tanto que el Departamento del Quindío se llama así en homenaje a este pueblo orfebre. Quizá por eso a Sofía también le gusta que la llamen así, pues es su forma de evocar a estos extraordinarios artesanos. Además, es su forma particular de enlazarse con su madre y con su abuela, pues "ellas llevaron ese apellido, pero no llegó hasta mí, entonces yo lo retomé como un homenaje a ellas y a mis raíces". 

Y mucho de ella es eso: un llamado a la ancestralidad. Algo que se refleja en el mural que está pintado en un rinconcito del barrio San Rafael Sur Oriental, lugar donde se llevaron a cabo varias de las primeras intervenciones del proyecto Cuadras Armónicas. En ese rinconcito se abre un pequeño pasadizo donde hay jardínes, flores de muchos colores, frailejones y uno que otro Colibrí que se cuela por entre las vientos de la montaña para buscar el néctar. El mural realza el color y la belleza de un sendero generoso en naturaleza. 


Muro en proceso de intervención.
Con apenas 19 años, Sofía, ya ha realizado varios proyectos en puntos distintos de la ciudad: “empecé a pintar desde hace ya dos años en los muros de Bogotá, principalmente en lugares localizados hacia la parte de Ciudad Bolívar y Fontibón. Así que aunque me falta muchísimo por aprender, ya he podido dar mis primeros pasos”. Me cuenta con una voz tranquila y pausada que denota una personalidad serena, cosa que ella tácitamente se lo achaca a su alimentación vegetariana.

Fabio Ramirez: ¿Cuándo surgió el interés por el arte?

Diana Sofía Barrera Rojas: Esa es una inquietud que va surgiendo desde niña. Cuando somos niños, somos curiosos e indagadores y el medio que yo tomé para explorar esa curiosidad fue la pintura y el dibujo. Pero si uno se fija a casi todos los niños les gusta pintar.

Fabio: Pero ese gustó se fue transformando en algo más sofisticado...

Sofía: Creo que eso va pasando con el tiempo. No puedo decir que haya algún hecho o recuerdo en concreto que me haya llevado directo a la pintura y al arte en general. Empieza uno dibujando más bien muñequitos que juegan en un parque o cerca a la casa, que es la forma como muchos empezamos a dibujar la vida misma. Y a medida que pasa el tiempo lo que sucede es que se dominan mejor las técnicas, y eso que uno sentía como un gusto innato tiende a convertirse en un modo de expresión más sólido.


Boceto

Fabio: Tú no estás estudiante Artes Plásticas o algo relacionado ¿Por qué?

Sofía: En algún momento sí pensé en estudiarlo, digamos, de una manera más formal. Pero pienso que así como estoy, estoy bien, ya que aprendo a mi modo y sin afanes. No me siento tan presionada para ir a una academia a estudiar lo que me gusta. Quizá en otro momento sí me gustaría aprender una pedagogía artística, pues eso me brindaría las herramientas para enseñar lo que sé.




Fabio: Observando tu boceto y el proceso de ejecución uno se percata de la importancia que pareces darle a lo andino.

Sofía: Sí. Partiendo de los criterios de la convocatoria que ustedes hicieron, decidí investigar sobre los animales y plantas que habitan en los Cerros Orientales de Bogotá. Para mí los Cerros tienen espíritus y eso intenté reflejarlo en el boceto y en el mural. Los colibríes, el tigrillo, las plantas y los insectos son los espíritus que emanan del cerro y que brillan por sí solos, de ahí la presencia de todos ellos en mi mural.



Si te fijas, yo tomo como eje el espíritu de los Cerros Orientales, que están enmarcados en el centro con sus manos en forma de ofrenda, dando toda la flora y fauna a la comunidad. De su aliento se expande el viento, el agua y las plantas. Muestro también a los huéspedes que tienen el día y la noche: el Colibrí corruscans, que endulza el día con sus cantos; el Tigruillo lanudo, misterioso, escurridizo y lamentablemente en vía de extinción; la planta del Encenillo que enmarca al tigrillo, como cobijándolo. Y por último está una llama, esa llama que simboliza el espíritu de los cerros y que arde con fuerza.
Quimbay Sofía diseñando su obra

Por eso venir acá es otra cosa muy importante para mí. Yo vengo desde Bosa y cuando vengo acá me siento muy lejos de la urbe. Estar tan cerca de las montañas es algo muy especial, es como si visitara un pueblito lejos de Bogotá.

Fabio: Cuando se trabaja en proyectos como este hay distintas circunstancias que dilatan el tiempo de ejecución. ¿Cómo ha sido para ti esa parte?

Sofía: En primer lugar, ser partícipe de Cuadras Armónicas ha sido una experiencia muy grata para mí. El hecho de darle color a las cuadras es también darle un valor importante al territorio en el cual vivimos o, en este caso, en el que ustedes viven. Me gustaría mucho que no se quedara sólo en esta localidad y se pudiera expandir a otros lugares. Entonces el tema del tiempo es secundario, pues yo creo que el tiempo fluye en cada lugar. Y eso es una cosa que en estos casos hemos aprendido de la naturaleza, por ejemplo cuando ha llovido, porque uno tiene que aprender a ser paciente, mientras escampa. Todo tiene su tiempo y sus etapas y es mejor no forzar las cosas, menos si se trata de un mural.

"Es como un sendero con el espíritu de la montaña"
Son cerca de las 5 de la tarde y ya se me está acabando el cuestionario. Finalizo entonces preguntando a Quimbay Sofía sobre el futuro y si tiene planes de hacer intervenciones de gran formato. Me responde con lo que, creo, son las ideas centrales que ella quiere comunicar, ideas que transmito como lo que son: una gran enseñanza:

Sofía: No me afana tanto pensar en eso, pues yo digo que cada día trae su aprendizaje. Lo que me parece importante es que a donde vaya, vaya con la intención de colaborar y de investigar. La pintura nos permite compartir mensajes, y dado que somos tan visuales, muchas veces esos mensajes quedan grabados en nuestra memoria, así sea de manera inconsciente. Aunque no nos demos cuenta el mensaje queda ahí vivo. Digamos que yo lo asumo como una forma de plantar semillas a través de la pintura, semillas que, de algún modo, van germinando en la mente y en la memoria visual de las personas. A eso es a lo que yo apunto.

Correo personal: di.anna19@hotmail.com

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