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08 enero 2015

En la parte alta del barrio San Rafael Sur Oriental hay una calle empinadísima.

En el proyecto Cuadras Armónicas participaron varias personas a las que queremos reconocer por su esfuerzo y por su voluntad de compartir con nosotros sus conocimientos. Lo mínimo que podemos hacer es reseñar parte de su trabajo en nuestro blog. En esta oportunidad presentamos un pequeño perfil de los artistas que participaron de la convocatoria que abrimos hace unos meses y que ya ha dado muchos frutos. Los invitamos, entonces, a que aprecien y disfruten el trabajo de nuestros amigos. 


En la parte alta del barrio San Rafael Sur Oriental hay una calle empinadísima. Se la conoce como “la 60”, aunque, para ser exactos su nomenclatura es calle Nº58. Se sube cuesta arriba y más arriba y tan arriba que pareciera que se van a pisar los talones de las montañas. Cuando se está llegando a una explanada se acaba la calle pavimentada y empieza un tramo destapado. En el intersticio entre lo empinado y lo destapado se encuentra una casa de fachada roja, llamativa, vistosa. Se acerca uno un poco a esa fachada y ya hay adornos que alegran el panorama: una niña mirando a una ventana, unas abejas que revolotean y unas flores que parecen levitar.

Es el mural de María Alejandra Villalba y Bryan Cárdenas, dos jóvenes estudiantes de la Licenciatura en Artes Visuales que imparte la Universidad Pedagógica Nacional. Trabajaron de día y de noche, mientras los tiempos de la universidad los dejaba, conocieron, aprendieron y nos dejaron muchas enseñanzas. En resumen: compartimos.

En medio de la informalidad que daban estos días de sol alternado con la llovizna pertinaz de la montaña, Bryan, que tiene voz serena y gestos tranquilos, me contó algunos aspectos de su vida, del mural que hicieron y de las reflexiones que hace sobre su trabajo.  

Fabio: ¿Cuándo empezó el gusto por el arte?

Bryan: Cuando estaba en el colegio tenía inclinaciones por el mundo del teatro y se puede decir que por ahí empezó el asunto. Sin embargo, el gusto por el arte no lo tenía elaborado en términos profesionales sino más bien como eso: como un gusto. Por cosas de la vida empecé a estudiar Biología, pero esa elección me permitió ratificar que lo mío eran las Artes. Así que me presenté a la Universidad Pedagógica a Artes Visuales y pasé. Y ahí empezó, de algún modo, el camino profesional.

Empezando el mural.

Fabio: ¿Un gusto artístico en particular?

Bryan: El teatro siempre ha estado presente, pero también el dibujo y la guitarra. El arte en general me gusta, procuro integrarlos y relacionarlos.  

Fabio: ¿El arte empezó a cuestionarlo en algún momento?

Bryan: En principio yo quería dedicarme exclusivamente al Arte. Pero la Universidad nos enseñó unas bases pedagógicas acerca de cómo el arte podía llegar a la comunidad, cómo podía desarrollar facultades cognitivas en las personas y cómo podía generar nuevas sensibilidades. Y eso me gustó mucho. Particularmente no me gusta el arte para encerrarlo en una galería pues me parece mucho más enriquecedor los lazos que se crean, por ejemplo, en esto que hacemos acá, con el arte urbano.

Trabajando de noche.
Fabio: Y ahí entra la cuestión de la educación.

Bryan: Exacto. El campo de la educación me gusta mucho porque se cuestiona sobre el hecho de formar ciudadanos más críticos y más soñadores. Establecer relaciones para imaginar otros mundos, esa es una de las cosas que más me gustan de las artes.




Fabio: ¿Cuéntenos un poco del porqué de esta intervención con la que está participando en el proyecto Cuadras Armónicas?

Bryan: El boceto se diseñó con mi compañera de carrera, Alejandra. En el boceto quisimos abordar las temáticas propuestas en la convocatoria: la memoria barrial y la flora y fauna de este territorio, particularmente de los Cerros Orientales. Por eso el boceto está cargado con Pegamoscos, que son flores que crecen por acá y con la imagen de una niña que mira a una ventana como queriendo interpelar a los vecinos de la cuadra. Además esa niña me gustó porque busca representar a las personas de este territorio que se encuentran en contacto con la naturaleza.



Fabio En el proyecto Cuadras Armónicas el significado de la calle, la cuadra y el barrio son cosas muy importantes. ¿Qué significan para usted?

Bryan: Ahora vivo en conjunto residencial, pero antes viví en Usme, así como acá, en casas de barrio. Bueno, y ya se podrá imaginar, las relaciones son muy distintas. Los conjuntos tienen una privacidad especial: que un muro no se puede tocar, que hay que cumplir horarios, que cualquier falta es multa. Uno termina preguntándose qué tanto de ese espacio es realmente propio. Hay cierto masoquismo en los propietarios, pues saben lo que deben soportar con tal de tener un espacio y aun así compran. En los conjuntos las relaciones se tornan muy frías y aunque estamos más cerca, menos nos conocemos y eso es lo paradójico. Yo no conozco casi a nadie y a los que de algún modo sí, apenas nos reconocemos por un saludo. Acá, por el espacio y otras características, las relaciones son distintas, más de vecindario. Por eso mismo se nota que hay más apropiación del espacio y un sentido de pertenencia más fuerte. Y yo creo que hay que valorar mucho esa apropiación y sensibilización con el espacio.


Fabio: ¿Tomando en cuenta eso que me dice, cómo evalúa este proyecto?

Bryan: Yo me enteré de este proyecto gracias a Jhon y a Jesús, quienes me convidaron a participar. Desde un comienzo me pareció interesante la propuesta de ustedes de apropiación del territorio por medio de las artes plásticas y el muralismo. Fue entonces que decidimos participar con Alejandra haciendo una propuesta conjunta y así ayudarnos, pues por la Universidad nuestro tiempo es limitado. Participar nos regala la oportunidad de salir de los círculos académicos en los que muchas veces nos enfrascamos los estudiantes. Sentíamos la necesidad de empezar a tocar la realidad. Aparte, como ya dije, me gusta el arte urbano, y esta era la oportunidad perfecta. El Arte Urbano hace que uno perciba a la gente que sale a la calle y que le habla, la gente que le ofrece a uno una gaseosa de forma espontánea o que simplemente pasa con un “buenos días”.  Esa interacción es significativa. Eso no quiere decir que hay que rechazar el arte de las galerías sino que creo que en estos espacios el contacto con la realidad puede ser más fructífero.

Ya finalizando.
El atardecer se va extendiendo hasta convertirse en noche. Bryan finaliza contándome sobre sus deseos de seguir aprendiendo y seguir aportando con los conocimientos que está construyendo. Me dice que le gustaría seguir estudiando para irradiar con lo que sabe a los demás. Y noto en él que no hay demagogia, que eso que dice es un gesto sincero. Por eso, y luego de escuchar sus palabras, concluyo lo que seguramente muchos que lo han conocido mejor han concluido: que será un gran profesor. 


Bryan Cárdenas: 

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